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G7, sin China ¿qué cumbre es?

A pesar de la reciente rebaja de Moody's, que sin embargo tuvo poco efecto en los mercados, China fue la gran invitada de piedra en la inconclusa reunión del G7 en Taormina: no solo porque representa un tercio del crecimiento económico mundial, sino porque es un país crucial en la lucha contra el terrorismo islámico y en la contención del riesgo norcoreano – La alarma en Filipinas

G7, sin China ¿qué cumbre es?

Otro G7 cierra con un polémico comunicado final repleto de aplazamientos de las decisiones más importantes sobre el clima, los migrantes y la amenaza terrorista y con un liderazgo indiscutible de EE.UU. que no deja lugar a una reanudación del G8 con Rusia, y mucho menos a valoraciones óptimas o soluciones a corto plazo sobre lo que ocurre en el continente asiático: desde la amenaza norcoreana hasta la ofensiva del EI en Filipinas.

Hasta hoy, el continente asiático se había mantenido como la isla feliz de las inversiones en países emergentes y monedas locales, lejos de los graves problemas políticos y sociales de Brasil y Venezuela, y de la deriva turca de la UE, pero los últimos acontecimientos han llevado solo a Japón a representan en Taormina una realidad continental alejada de la política de un país que nunca ha sufrido atentados terroristas, también y no sólo porque se opone a cualquier recepción de migrantes, y que en el marco estratégico militar abdicó hace tiempo a China.

Ya China, la piedra invitada del G7 que supone un tercio del crecimiento global y que es decisiva para la gestión de la seguridad de la amenaza norcoreana y que ha sido rebajada por Moody's, casi veinte años después del último pronunciamiento similar a un calificación de la casa. La calificación pasa de Aa3 a A1, mientras que la perspectiva que era negativa en marzo de 2016 se ha vuelto a establecer. El impacto de esta reducción en un solo paso no tuvo impactos mayores ni en el mercado de bonos ni en el mercado de valores y también desde el punto de vista crediticio son las agencias calificadoras chinas las que dominan y ciertamente no las de emanación estadounidense.

La alarma sobre el nivel de la deuda pública, que según el Fondo Monetario Internacional se mantiene en el 60% del PIB, ya la dio Moody's hace un año y la suma con la deuda local no genera actualmente mayores preocupaciones. Sin embargo, no se esperan pronunciamientos ni medidas extraordinarias por parte del Gobierno o del Banco Central hasta después del XIX Congreso Nacional del Partido Chino que se celebrará en octubre y que dará el pistoletazo de salida al nuevo Plan Quinquenal que llevará a China más allá de 19. de su estrategia denominada “One Belt, One Road” que, según las expectativas del líder XI Jinping, debería dar un golpe positivo al comercio internacional deprimido por la crisis global y que acaba de recuperarse de los riesgos de deflación.

Ya en 2015 China superó a Japón acreditándose como la segunda economía mundial tras EE.UU. pero quedando relegada al esquema de un G20 más amplio, enarbolando la bandera BRICS y combatiendo la hegemonía estadounidense desde dentro de la estructura de organismos multilaterales con el lanzamiento de Aiib, el Asia Infrastructure Investment Bank, que ha atraído el apoyo de más de 70 países, incluidas Filipinas, pero no los Estados Unidos de América.

Y así como en Manchester en otro atentado suicida, perpetrado por un terrorista islámico, 22 personas murieron a 12 mil kilómetros de distancia, en la isla de Mindanao en Filipinas, la ciudad de Marawi se vio abatida por una guerra civil entre los rebeldes islámicos y los filipinos. Ejército. Los dos grupos terroristas Abu Sayyaf y Maute Group afiliados al EI atacaron en la ciudad y ocuparon un hospital y un juzgado, quemaron casas y una iglesia, obligando al gobierno a imponer la ley marcial. Un hecho gravísimo que tiene lugar en suelo de uno de los países aliados de EEUU pero que no forma parte directamente de la OTAN.

Es bien sabido que las relaciones entre el nuevo presidente Duterte y sus aliados no son idílicas porque a pesar de las inversiones masivas militares e industriales de China y EE. UU. con Manila, hay muchos nervios en carne viva especialmente dado el carácter del "justicia" Rodrigo Duterte No facilita las relaciones diplomáticas y comerciales. Asiente con la cabeza a los chinos y se lleva a casa más de $ 14 mil millones en acuerdos comerciales en octubre pasado y luego ataca a China por las notorias islas en disputa en el Mar del Sur.

Misma técnica con EEUU con la que concluye importantes acuerdos de contratos militares y luego declara su intención de alejarse de Washington. Pero, sobre todo, son las acusaciones de peligrosa connivencia y el nefasto desenlace de sus “equipos antidrogas” lo que preocupa y que ahora desplaza la atención del riesgo geopolítico hacia el sur de Asia.

Una vez más China, que no está admitida en la tabla de los Grandes del Mundo y que en los últimos treinta años ha mostrado tasas de crecimiento entre las más altas del mundo, siempre en los primeros puestos, y que se encamina hacia la culminación de la transformación de el modelo interno de crecimiento productivo, se torna crucial para la lucha contra el terrorismo islámico y para acotar el riesgo de la amenaza norcoreana, pero sobre todo para gestionar un más que necesario diálogo con una América que ve las nubes de escándalos familiares en torno a Trump amontonarse y haciendo opacos también los innegables resultados positivos de la reapertura del diálogo en los encuentros en Oriente Medio.

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