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Francia: Macron, sindicatos y chalecos amarillos en la encrucijada de las pensiones

La ira vuelve a estallar en París: tras los enfrentamientos del jueves los sindicatos proclamaron otra huelga general para el martes 10 de diciembre - En el punto de mira está la reforma de las pensiones, que no logra despegar tras 18 meses de negociaciones.

Francia: Macron, sindicatos y chalecos amarillos en la encrucijada de las pensiones

Dos días de huelga general y de nuevo enfrentamientos violentos en las calles de París y de las principales ciudades francesas, con el regreso de los chalecos amarillos y lamentablemente también del bloque negro. La nueva escalada de la ira en Francia (los sindicatos ya han anunciado otra huelga general para el martes 10 de diciembre) esta vez tiene un objetivo específico: la reforma de las pensiones. Muy deseada por el presidente Emmanuel Macron, quien la convirtió en un caballo de batalla en la campaña electoral, la nueva ley de seguridad social, que en teoría debería haber sido ya en 2019, ha sido pospuesta varias veces y todavía está luchando por despegar. Ciertamente, por ahora, lo único es que la revisión del sistema de pensiones deseada por el gobierno y encomendada al Alto Comisionado para el Bienestar Jean-Paul Delevoye (que ha estado tratando con los interlocutores sociales durante unos buenos 18 meses) no complace los sindicatos y los votantes.

Sin embargo, está mucho menos claro cómo y cuándo se hará efectiva esta reforma: lo que se sabe es que, como sucedió con la Loi Travail, la ley laboral inspirada en la Ley del Trabajo de Renziano, el objetivo también es que las pensiones simplificar la legislación aboliendo las decenas de casos especiales (hay 42 en Francia). Un sistema de puntos, por tanto, universal e igual para todos, como plantean desde hace muchos años varios economistas, entre ellos Thomas Piketty, que hoy es uno de los más ardientes manifestantes de Macron y que también salió este jueves a las calles de París. A diferencia del resto de partidos, a los que les hubiera gustado subir (el centroderecha a 65) o bajar (Francia Insoumise a 60) la edad de jubilación, el líder de En Marche siempre ha dicho que no tocaría la edad básica, que en Francia se fija en 62 años.

Sin embargo, la reforma pretende que sea más cómodo trabajar un poco más, quizás hasta los 63-64 años, gracias al sistema de puntos que podría permitirte precisamente acumular más permaneciendo en la oficina. Como se mencionó, todos los regímenes especiales serían eliminados pero sin bajar las pensiones mínimas. Hoy, las pensiones en Francia se calculan a partir del salario medio percibido por cada trabajador, multiplicado por una tasa de liquidación que varía según el número de trimestres de cotización pagados. El sistema de puntos proporciona en lugar de poder dejar el trabajo cuando quieras al cumplir los 62 años, pero teniendo que evaluar si la puntuación obtenida es satisfactoria. Para calcularlo cuenta la renta pero también otros factores como paternidad/maternidad, accidentes, invalidez, etc.

El sistema, que también contempla la posibilidad de salir de escena a los 60 años para las llamadas "carreras largas", y ni siquiera toca las pensiones de supervivencia, entraría en vigor recién para quienes ingresan al mundo del trabajo después de la aprobación de la ley. Esto significa que todos los franceses que hoy tienen trabajo se jubilarían bajo el antiguo (y aparentemente más favorable) régimen.

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