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Food Farm 4.0: en Parma la escuela se convierte en granja

El proyecto, financiado con una licitación del MIUR y apoyado por grandes empresas de cubiertas (desde Barilla hasta Parmigiano Reggiano) va más allá del concepto de laboratorio de formación: será una microempresa con marca propia, "Bontà di Parma".

Muchas veces se culpa a la escuela italiana de no preparar realmente a los niños para el mundo del trabajo, de no formarlos "en el campo", de no enseñarles realmente los secretos del oficio. A partir de hoy, en Parma, esta crítica pasará a un segundo plano: en un área de 3.000 metros cuadrados, gracias a una inversión de 1,7 millones que contó con la participación de importantes empresas agroalimentarias de la zona (Barilla, Mutti , Parmigiano Reggiano y otros), nace Granja de Alimentos 4.0, una escuela-empresa donde aprox. 480 alumnos de 6 colegios de la zona (el instituto líder del proyecto es el Técnico Agrícola del Estado "Bocchialini") aprenderán a mantenerse en el mercado agroindustrial.

En la aldea Food Farm 4.0 se construirán tres plantas de procesado agroalimentario (conservas, lácteos y bollería), una línea de envasado y también un laboratorio de análisis químicos. El proyecto es el primer ejemplo virtuoso en Italia de gestión colaborativa entre escuelas y empresas, siguiendo el Decreto Ministerial 657 del 4 de septiembre de 2015 del MIUR que preveía una convocatoria de financiación Laboratorios territoriales para la empleabilidad, dirigido a centros educativos de primer y segundo ciclo educativo “con el objetivo de crear espacios con un perfil muy innovador al alcance de varios centros educativos de la zona, donde puedan desarrollar una docencia avanzada en sinergia con las empresas”.

Food Farm 4.0 es por tanto técnicamente un LTO (Laboratorio para la Empleabilidad), que pretende ser un verdadero lugar de encuentro entre las necesidades formativas de las empresas del sector y las escuelas. También cabe señalar que solo se utilizarán materias primas locales y que en las instalaciones de producción educativa se procesarán alrededor de 400 kg de frutas y verduras por cada ciclo de seis horas. No es casualidad que tal realidad surja en el distrito agroalimentario emiliano: solo la provincia de Parma ha exportado alimentos al exterior por 1,6 millones. “La verdadera novedad -explican los promotores- es que no se trata solo de un laboratorio de formación, sino de una verdadera microempresa, donde los alumnos aprenden y trabajan, capaces de sostenerse económicamente”. Una empresa cuya marca ya está lista: Bontà di Parma. Y en el futuro también abrirá sus puertas a forasteros en busca de trabajo.

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