El éxodo de los turineses hacia el Muro de Adriano no les impedirá dar al César lo que es del César. Y Cesare, como sabemos, siempre está en Roma. Los cobradores de deudas pueden dormir (casi) tranquilos: Fiat seguirá pagando los impuestos que ha pagado hasta ahora en Italia. El traslado del domicilio social a los Países Bajos y de la oficina fiscal a Gran Bretaña tendrá un único efecto: los impuestos sobre los dividendos. Una ventaja un tanto relativa para una empresa que, de momento, no redistribuye los beneficios porque no los tiene en Italia.
Vamos en orden. Fiat, que tras el matrimonio con Chrisler se fusionó en el holding FCA, deberá seguir pagando en Italia todos los impuestos que pagan las sociedades controladas en suelo italiano. Dicho de otro modo: Ires, Irap, IVA, Imu, Impuestos Especiales, Contribuciones Sociales permanecerán en la Península, en función de la regla de tributos a pagar donde se produzca y se venda.
La cuestión de los dividendos es diferente. Gran Bretaña ofrece una fiscalidad particularmente favorable. Y allí, de hecho, terminarán los impuestos sobre la renta que distribuyen las filiales a la matriz. Pero, señala Fiat, esto no debería ser un gran problema, al menos hasta que el fabricante de automóviles comience a distribuir las ganancias nuevamente.
De hecho, ni siquiera el gobierno parece demasiado preocupado. "En sí no hay nada irregular en la operación", explicó el ministro de Economía, Fabrizio Saccomanni. "Verificaremos el pleno cumplimiento de las normas fiscales - asegura el director de la Agencia Tributaria Attilio Befera - Las empresas en Italia pagarán impuestos regularmente en Italia".
De todos modos, parece que Fiat, para salir, tiene que dejar una donación. Se trata del exit tax -del que habló Befera- que la empresa de Marchionne verá impuesto cuando traslade su sede fiscal al Reino Unido. Término inglés -irónicamente- que equivale a un impuesto a las ganancias de capital sobre activos corporativos, que ya no estaban gravados.
