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Federmanager, una élite sin complejos

En la asamblea de Federmanager, el presidente Stefano Cuzzilla habló sin rodeos: sí a Europa y al euro, sí a las infraestructuras y foco en la innovación y la formación. Pero el ministro Fraccaro no responde al llamamiento.

Federmanager, una élite sin complejos

Somos una élite porque tenemos las habilidades necesarias que las empresas y el país entero necesitan si queremos retomar una senda estable y de alto crecimiento. El presidente de Federmanager, Stefano Cuzzilla, al inaugurar la reunión anual de la asociación, no dudó en reivindicar el protagonismo de su categoría, destacando los aspectos positivos de un grupo social donde se ingresa exclusivamente por "mérito", y la importancia de potenciar el propio papel en el crecimiento de la economía y de toda la sociedad.

Cuzzilla habló abiertamente. Primero dijo que los gerentes son pro-europeos, que no hay posibilidad de que los países individuales se den una estrategia frente a un mundo globalizado dominado por gigantes, y que solo unidos podemos pensar en contar para algo. El euro está bien y es una locura pensar en separarse. Europa debe avanzar: se necesita más Europa para integrar los campos que actualmente son competencia exclusiva de los estados: política exterior, defensa, reglas comunes en la economía y las finanzas. Sin Europa tenemos mucho que perder –articuló Cuzzilla– y eso demuestra lo importante que es. 

Le la infraestructura es fundamental para nuestra competitividad. Basta pensar en Dubái, que surgió de la nada en medio del desierto. Su éxito se debe a que cuenta con infraestructuras al más alto nivel de eficiencia en el mundo. Si de nosotros dependiera – dijo el presidente de Federmanager – ¡haríamos uno, cien, mil TAV!

La tecnología es rápida, omnipresente y selectiva en el sentido de que aquellos que no están a la altura quedan inexorablemente excluidos. Por tanto, el máximo compromiso de los directivos está en la innovación y en la formación del elemento humano, en la investigación y valorización de los talentos.

Finalmente Cuzzilla señaló cuatro goles para su federación: crear una academia de gerentes y, por lo tanto, enfocarse en la capacitación, mejorar las habilidades en el gobierno de las empresas y el sector público, apuntar a un entorno sostenible y finalmente mejorar el elemento femenino tanto por un elemento de justicia como porque las mujeres podrían dar una contribución esencial a el crecimiento del país.

El presidente de Confindustria Boccia que puso énfasis en la estrecha integración entre empresarios y directivos para el crecimiento de los negocios y en las batallas comunes a librar en el país para superar la cultura de recelo hacia las empresas y la economía de mercado aún muy extendida entre la población.

Il Presidente del Parlamento Europeo, Tajani no podía dejar de estar totalmente de acuerdo con la necesidad de hacer crecer las pequeñas empresas. Sólo a crédito dijo que no estaba de acuerdo con la reforma del gobierno de Renzi a los bancos populares y cooperativas de ahorro y crédito porque, en su opinión, estos bancos eran los más cercanos a las pequeñas empresas de la zona. Quizás Tajani ya no recuerda que son precisamente los bancos populares los que han creado los mayores problemas de crisis para nuestro sistema bancario y que todas las autoridades supervisoras italianas e internacionales han esperado durante al menos treinta años una reforma de la gobernanza de estas instituciones.

Es una pena que al final interviniera el ministro Fraccaro, responsable de las relaciones con el Parlamento y de la llamada "democracia directa". Este último concepto que aparece en marcado contraste con el sistema económico liberal de mercado y que corre el riesgo de allanar el camino para un régimen autoritario y estatista. Fraccaro ha lanzado muchas palabras que no tienen sentido excepto en dos puntos. Dijo que necesitamos superar la austeridad y enfocarnos en la demanda interna como lo ha hecho este gobierno, olvidando decir que, sin embargo, en lugar de activar el crecimiento, esta elección nos llevó inmediatamente a una recesión o, en el mejor de los casos, al estancamiento. Sobre Europa dijo que hay que cambiarla sin aclarar si hay que hacerlo en la dirección de una mayor integración o hay que volver a la soberanía estatal, donde cada país puede hacer lo que quiera. Al final Fraccaro se cuidó de no responder al fuerte llamado a invertir en infraestructura hecho por el presidente Cuzzilla.

El público recibió al ministro con algunos aplausos de cortesía, pero ciertamente se veía bien la brecha entre las indicaciones de los directivos para volver a encarrilar a Italia y las vagas intenciones del gobierno verdiamarillo.

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