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Exportación e IED en el norte de África: una actualización

En un escenario económico muy variado, Intesa Sanpaolo prevé una nueva aceleración del ritmo de crecimiento del PIB de la zona en el bienio 2015 y 2016 con buenas oportunidades de inversión.

Exportación e IED en el norte de África: una actualización

El marco económico actual de los países del Sur del Mediterráneo se presenta muy variado debido a la acción de factores tanto de carácter económico (sobre todo dinámica de la economía europea) y de otro carácter político (estabilización en curso en Túnez y Egipto e intensificación de la guerra civil en Libia y Siria). En el 2013 i Países del sur del Mediterráneo han visto en general una desaceleración del PIB al 2,3% (del 4,5% en 2012) por una desaceleración tanto en los países exportadores netos de petróleo (con una caída del PIB del 13,6% en Libia y una desaceleración, por una contracción del 4,4% en el componente de hidrocarburos, en un 2,8% en Argelia), y de los países con economías más diversificadas de la región (Túnez y Egipto, que crecen respectivamente un 2,3% y un 2,1% frente al 3,9% y el 2,2% del año anterior) con la única excepción de la Marruecos donde el PIB, gracias al repunte de la producción agrícola, en cambio se aceleró al 4,4% (frente al 2,7% en 2012). La desaceleración también se observó en los países ribereños del Mediterráneo oriental, donde junto a la desaceleración en Jordania y Líbano se produjo un desplome del PIB de Siria (estimado en torno al 19% por el FMI) como consecuencia de la guerra civil. Crecimiento del PIB en Turquía e Israel superior al de 2012 (pero desacelerándose durante el año). Las últimas previsiones publicadas por Intesa Sanpaolo indicar una nueva aceleración en el ritmo de crecimiento del PIB del área en el bienio 2015 y 2016 (a 3,6% y 4,0% respectivamente desde el 2,3% esperado en 2014). No obstante, los riesgos de estas previsiones siguen estando orientados a la baja tanto por la fragilidad de la situación internacional (especialmente en la UE, principal socio comercial del área) como por las tensiones políticas y militares. Para casi todos los países del Sur del Mediterráneo la mayor contribución al crecimiento provino también en 2013 de la demanda interna, sobre todo del consumo, que se benefició del aumento de la renta media, desde niveles relativamente bajos, y en menor medida, de inversiones, especialmente públicas, destinadas a suplir el subdesarrollo de infraestructura y vivienda civil. La mayor parte de estas intervenciones fue financiada por el Estado directamente o en alianza con empresas privadas, sobre todo extranjeras.. Durante la mayor parte del período el comercio exterior, por su parte, restó al PIB por una dinámica más sostenida de las importaciones frente a la de las exportaciones.

En países directamente afectados por la agitación política (Egipto, Túnez) y la guerra civil (Libia y Siria), pero también en otros países menos directamente afectados (Jordania, Marruecos) la expansión del gasto corriente tanto en salarios (véanse los generosos aumentos del empleo público) como en subvenciones y la contracción de los ingresos por el deterioro de la economía han provocado en los últimos años un aumento sustancial del déficit y la deuda pública en relación con el PIB. A partir de 2014, los menores riesgos de tensiones internas en Túnez e Egipto, en fase de estabilización, ha llevado a los mismos países a iniciar Políticas de reducción del déficit centradas en recortar los subsidios a los combustibles, alimentos y sanear las tarifas para devolver las finanzas públicas a una senda sostenible. En el ejercicio fiscal 2014, en Egipto la financiación de casi la totalidad de las necesidades del sector público fue posible gracias a las compras directas del Banco Central y de los bancos comerciales. En particular, entre 2011 y 2012 las autoridades monetarias de los países más afectados por convulsiones políticas (como Egipto y Túnez) o con grandes desequilibrios por cuenta corriente (Jordania e Turquía) había elevado los tipos de interés para contener la presión a la baja sobre las divisas y las presiones inflacionistas, bien importadas o debidas a disfunciones internas. Desde 2013, la relajación de las tensiones y el deterioro de la situación económica habían llevado a los mismos países a revertir parcialmente la acción restrictiva anterior. Durante 2014, sin embargo, renovadas presiones inflacionistas, determinadas en algunos casos por factores no cíclicos como el recorte de las subvenciones destinadas a controlar las finanzas públicas, y cambiarias, han favorecido nuevas subidas por parte de los Bancos Centrales de varios países. Desde 2011, las tensiones políticas han acentuado la tendencia histórica de depreciación nominal de las monedas de países que siguen un régimen de flotación controlada (Argelia, Egipto, Túnez) o flotación libre (Turquía), con tasas de inflación superiores a las de sus socios comerciales y tipos de cambio reales que tienden a apreciarse por encima de su nivel de equilibrio a largo plazo. Durante 2014 las monedas se vieron afectadas por nuevas presiones a la baja, reflejando un movimiento común a muchas monedas emergentes a medida que el dólar se fortalece.

El sur del Mediterráneo es un área muy heterogénea si se mira la estructura de la economía. Hay Los países con economías avanzadas (p. ej. Israel) que albergan numerosas industrias de alta tecnología, o en todo caso con un buen grado de desarrollo tanto en el sector manufacturero como en el de servicios (como Turquía). Junto a ellos hay Países como Argelia y Libia altamente dependientes de la extracción de hidrocarburos y vulnerables al ciclo del petróleo y otros con una estructura económica relativamente diversificada. Algunos de ellos (como Egipto, Marruecos y Túnez) han alcanzado un buen grado de desarrollo del sector manufacturero, aunque con industrias de transformación aún ligadas mayoritariamente al sector primario y a producciones con alta intensidad de trabajo y contenido tecnológico medio-bajo, y otras del sector servicios (como Jordania y Líbano). Líbano también tiene un sector bancario avanzado que atrae capital de residentes en el extranjero y de los países del Golfo. En varios países del Mediterráneo Sur, concretamente Egipto, Marruecos, Túnez, Siria y Turquía, el sector agrario sigue manteniendo un peso importante (entre el 10% y el 20% del PIB) y ocupa una parte importante de la mano de obra. Y si todo ello se refleja en diferencias significativas teniendo en cuenta el grado de desarrollo económico y social, una etapa relativamente atrasada de desarrollo económico caracteriza a las dos economías petroleras de Argelia e Libia, donde la riqueza generada por los hidrocarburos no depositada en fondos soberanos ha sido y es mayoritariamente utilizada para apoyar el gasto público corriente, mientras que las infraestructuras muestran carencias evidentes y el papel del sector privado en la economía es marginal.

En 2013, el comercio mundial de los países de la ribera sur del Mediterráneo ascendió a aproximadamente 994 millones de dólares, equivalente al 2,7% del total mundial. Los volúmenes de intercambio experimentaron una contracción de 0,2% en 2012 (luego de un crecimiento de 5,9% en 2011). En detalle, las exportaciones, equivalentes a aproximadamente 407 mil millones (2,3% del total mundial) disminuyeron un 4,9% mientras que las importaciones, equivalentes a aproximadamente 587 mil millones (3,1% del total mundial) crecieron un 3,3%. La estructura sectorial del comercio ve en las importaciones de la región un predominio de minerales energéticos, en gran parte destinados al consumo o transformación. En 2013 constituyeron más del 20% del total importado. Le siguen en importancia la maquinaria, con una cuota superior al 20%, los productos agroalimentarios (alrededor del 11% del total importado), los metales (más del 10% del total, destinados principalmente a la transformación en productos más complejos). Los medios de transporte (9%) también se importan para satisfacer la demanda interna, pero también para ser posteriormente exportados una vez que han pasado por etapas posteriores de procesamiento, para la presencia en el territorio de líneas de producción de algunos importantes fabricantes de automóviles europeos (Fiat en Túnez, Renault en Marruecos). Los productos químicos (8%) se utilizan en el procesamiento de productos derivados del petróleo, en procesos industriales y en el tratamiento de minerales. También son importantes los sectores de caucho y plástico (6%) y textil y confección (6%), este último especialmente en los países del Magreb y en Egipto. En cuanto a las tendencias, en 2013 las importaciones de minerales cayeron un 9,3% mientras que las de maquinaria aumentaron casi un 11%. Los medios de transporte también crecieron un 5% mientras que los productos agroalimentarios se contrajeron un 0,4%. Los metales también cayeron, aunque levemente (-0,2%), mientras que los productos químicos registraron un aumento del 2,4%. El caucho y los plásticos, así como los textiles y las prendas de vestir crecen alrededor de un 7%. En cuanto a la estructura de las exportaciones, están compuestas mayoritariamente por minerales, especialmente energéticos (alrededor del 33%) seguido de maquinaria (13%), productos textiles y de confección (11%), productos químicos (9%), vidrio y piedras cerámicas (8%) y productos agroalimentarios (8%), medios de transporte (6%). El sector de la maquinaria, la agroalimentación, la química y la "moda" muestran una especial relevancia para Túnez, Marruecos, Egipto y Turquía.

Basado en los datos UNCTAD, el stock de IED en los países mediterráneos rondaba los 540 2013 millones a finales de 2,1, lo que equivale a alrededor del XNUMX % del total mundial. Turquía es el mercado que más atrajo el interés de inversores extranjeros: en 2013 se invirtieron más de 145 mil millones. Le sigue Israel con 88 millones de dólares y Egipto con 85. Las entradas de IED en 2013 ascendieron a 41,7 millones, un 0,7% menos que el año anterior. Debido a los hechos bélicos ya la persistencia de la incertidumbre política, se producen contracciones o ausencia de flujos en Siria y Libia (-51%). Además, según datos del Ministerio de Desarrollo Económico, entre 1992 y 2012 la IED italiana se vertió en los países mediterráneos por aproximadamente 12 5 millones de euros, de los cuales aproximadamente 4 1 millones se destinaron solo a Egipto. También son importantes las inversiones en Argelia (casi XNUMX millones) y en Turquía (más de XNUMX millones). Hay muchas empresas italianas que operan en este escenario.. Según los datos del MAE, hay unas 940 personas económicas en su mayoría en los sectores de energía y refino de petróleo, textil y moda, infraestructura y construcción, cemento y construcción, metalurgia y transporte. Las empresas italianas están presentes a través de sus propias fábricas y formas de colaboración con actores locales destinadas a la producción directa tanto hacia la creciente demanda interna como hacia las exportaciones., realizando parte del proceso productivo in situ.

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