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Emergencia laboral, la obra de construcción de las reformas

La precariedad y el desempleo representan el verdadero drama social y económico de nuestro país, una auténtica emergencia que el gobierno de Letta deberá afrontar proponiendo duras reformas, pero cuyo punto crucial habrá de ser la derogación del artículo 18.

Emergencia laboral, la obra de construcción de las reformas

Una tasa de paro que ya roza el 13%, unos cientos de miles de puestos de trabajo obsoletos o desaparecidos y cubiertos únicamente por el fondo extraordinario de cesantías y, como excepción, más del 40% de jóvenes que no estudian ni trabajan, este es el dramático imagen de la tercera economía más grande de Europa: Italia.

Un drama imparable: la precariedad y el empobrecimiento inundan los más variados sectores, ahogando la profesionalidad a todos los niveles, desde los obreros hasta los administrativos y los profesionales, mientras los que están fuera del sistema productivo no ven la menor esperanza de formar parte de él.

"La lucha contra el paro será el hilo conductor de nuestro Gobierno, una obsesión diaria” es el mantra de Enrico Letta, pero la cuestión es cómo atacar un sistema país completamente atascado, con un retraso de 25 años en la globalización y las transformaciones del mercado internacional como subrayó recientemente el gobernador Visco, y tomar el camino de la lógica a largo plazo período de pleno empleo .

En los últimos 12 meses una causa decisiva del recrudecimiento del paro, aunque en un contexto recesivo, fue sin duda la "contrarreforma" del mercado de trabajo de la Ley Fornero, que en realidad provocó el paso de trabajadores "precarios" que no estaban en el estado de "estabilizado" sino al de desempleado "crónico".

Sin embargo, la nueva ministra de Trabajo ha abierto el solar de las reformas de la Ley Fornero, aunque este Gobierno no tiene objetivamente los números en el Parlamento para acometer la madre de cualquier reforma del mercado laboral: la derogación del art. 18, para dar flexibilidad de salida a ciertos costos, como en todos los países industrializados, y permitir no solo atraer inversores extranjeros, sino también frenar la reubicación no en el Lejano Oriente asiático, sino solo al otro lado de la frontera, como en Francia, Austria y Eslovenia.

Han sido anunciados y están siendo estudiados sin embargo iAcciones correctivas en el frente de flexibilidad de entrada que podría traducirse en un decreto ley, y nuevas reformas para incentivar el empleo juvenil.

El decreto ley debe referirse principalmente contratos a plazo: reducción de la duración de los intervalos obligatorios entre un contrato y otro (actualmente 60 o 90 días dependiendo de si el contrato anterior duró más o menos de 6 meses), prolongación del contrato de duración determinada "acausal", es decir, el primero -contrato de duración entre las partes que puede estipularse sin precisar ninguna necesidad de carácter técnico, productivo, organizativo o de reposición (actualmente el contrato "acausal" puede tener una duración máxima de 12 meses y no admite prórrogas), suspensión o reducción del aporte complementario de pensión que paga la empresa que contrata a término fijo. El decreto ley también podría contener reglas facilitadoras en materia de aprendizaje profesionalizador, el contrato que Fornero ha señalado como contrato "estándar" pero que en realidad no ha despegado.

Sin embargo, estos ajustes corren el riesgo de quedar "atascados" en las restricciones creadas por la Ley Fornero, aunque esta intente relajarlas de alguna manera. Una valiente intervención debe pasar por tratar de facilitar las formas de trabajo parasubalterno y por cuenta propia, como los contratos de proyecto y los números de IVA, el verdadero motor del aumento del empleo juvenil promovido por la Ley Biagi.

El Ministro también está considerando medidas encaminadas a favorecer el llamado “relevo generacional”, implementado a través de la transformación de las relaciones laborales con empleados cercanos a la edad de jubilación a tiempo parcial, con la contratación simultánea de nuevos recursos para el mismo puesto de trabajo. El trabajador a tiempo parcial podría disfrutar de la cotización ficticia sin sufrir ningún perjuicio previsional por la reducción del salario, resultante de la reducción de la jornada laboral. El "relevo generacional" tiene sin duda su sugerente encanto, pero, además del coste para las finanzas públicas que aún hoy no se estima, muy probablemente traerá malos resultados también a la luz de los experimentos realizados en los últimos años en algunas realidades utilizando trabajo compartido, donde, además, la división del trabajo era entre padre e hijo.

Además, habiendo eliminado, al menos por el momento, los impulsos neokeynesianos de desarrollo a través de la expansión del gasto público propugnados por gran parte de la política y los sindicatos, el Gobierno debería privilegiar un drástico proceso selectivo de empresas  precisamente en una fase en la que, tras la recesión, muchas empresas desaparecen, otras nacen y otras se fortalecen, es decir, facilitar mediante una serie de reformas, no solo del derecho laboral sino también del derecho mercantil, societario y concursal ley, lo que Schumpeter llamó “destrucción creativa”.

Hoy, tal propuesta puede parecer más que poco realista, pero en realidad la legislación sobre start-ups, aprobada por el gobierno de Monti y ya hoy un presagio de nuestra excelencia a nivel mundial, como surgió en la reciente conferencia de la Unión Industrial de Turín, es precisamente esto: un contrato único de trabajo, una nueva ley de sociedades y una nueva ley concursal.

Bastaría ampliar el ámbito de aplicación de esta ley eliminando las restricciones cuantitativas actuales y extendiendo su aplicación a cualquier iniciativa que implique aumentos de empleo, ya sea derivado de nuevas actividades o de concentraciones de actividades o fusiones de empresas, para recuperar ese impulso para invertir en creatividad que está completamente ausente hoy: en los Estados Unidos en los últimos cinco años más de dos tercios de los nuevos puestos de trabajo se deben a empresas de nueva creación.

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