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Efecto de mediados de agosto en la recuperación: puertos fijos, logística sin control

Apple recorta la producción del iPhone13 por falta de chips y la Casa Blanca toma medidas: Walmart, Ups y FedEx aumentan la jornada laboral para salvar la Navidad. ¿Qué sucede con la economía? Los cuellos de botella empujan la inflación, alarma también para medicamentos

Efecto de mediados de agosto en la recuperación: puertos fijos, logística sin control

Apple, pero no solo. La noticia de que, ante la escasez de chips, Apple reducirá un 10 por ciento la producción del iPhone 13 para Navidad es solo la punta del iceberg de la crisis que amenaza con completamente fuera de control la cadena logística global con efectos verdaderamente devastadores para la recuperación. En pocas palabras, el mundo vive desequilibrios sin precedentes que han comprometido la cadena deorganización del trabajo: por un lado, el Covid-19 ha obligado en los últimos meses al cierre de plantas productivas en Asia, desde Malasia hasta Vietnam, que llevan prácticamente cuatro meses paradas; por el otro, Europa y América, habiendo superado el techo de la epidemia, han vuelto a consumir. Pero con crecientes inconvenientes debido a la ausencia de bienes de consumo o, peor aún, de componentes indispensables para una vasta serie de productos, desde automóviles hasta productos farmacéuticos, pero también para ropa y alimentos. ¿El resultado? Un fuerte aumento del tráfico en el mar, de contenedores, que se ha traducido bloqueos y cuellos de botella en todas las latitudes. Es un poco como si todos los camiones del mundo salieran a las carreteras el XNUMX de agosto.

Se explica de esta manera la intervención de la Casa Blanca que hoy mismo anuncia que ha convencido a WalMart, Ups y FedEx para ampliar, con el consentimiento de los sindicatos, el horario laboral a los siete días de la semana, incluidas las noches, con el objetivo de que la mercancía llegue a los estantes a tiempo para Navidad, Una decisión que se produce tres semanas después de la elección de los puertos de Long Beach y Los Ángeles para trabajar las 24 horas del día durante toda la semana en un intento de deshacerse de las interminables colas en el fondeo esperando para descargar las mercancías. Una jugada que lucha por producir sus efectos. Según Kuhne & Nagel, el gigante logístico mundial, desde Róterdam hasta Los Ángeles, hay al menos 659 barcos en espera para descargar las mercancías embarcadas en su mayoría en los puertos del Este, que a su vez se encuentran en extrema dificultad desde hace meses. Las dificultades que se avecinan, por el pase verde, en la aeropuertos italianos, solo soy un episodio de una crisis mundial lo que también se manifiesta donde los estibadores, atraídos por salarios más robustos, no escatiman esfuerzos. Como en Róterdam donde, sin embargo, a pesar de todo, los tiempos de descarga de mercancías se han incrementado en un buen 15%. ¿Las razones? La aglomeración en los puntos de desembarque, pero también las mayores cargas de los barcos. Y luego, para complicar el viaje de las mercancías, hay dificultades en el terreno: yotransporte por carretera está a un paso del colapso en el Reino Unido, golpeado por la fuga de camioneros, pero está bajo presión en casi todas partes, desde los Estados Unidos hasta la vieja Europa. 

En definitiva, la logística es el guijarro (o mejor dicho, el canto rodado) que ha frenado la recuperación que, hace apenas unos meses, ahora parecía a punto de despegar, tanto en China como en Occidente. Al contrario, la economía de Pekín enfrenta desde hace meses una serie de disfunciones que han puesto en crisis a la fábrica mundial: hay que sumar nodos de infraestructura a la desaceleración en la producción de electricidad agravado por la escasez de carbón, debido a inundaciones y otros flagelos que han obligado al cierre de 60 minas. Según Goldman Sachs, la caída de la producción eléctrica le está costando a China casi medio punto del PIB, también porque se combina con la paralización de las compras de carbón a Australia, dado el tira y afloja entre ambos países. Y no es posible compensar el desfase con suministros de Mongolia o Indonesia, dada la situación del tráfico marítimo. Y entonces, dado el precio que ha alcanzado el carbón, ¿a quién le apetece producir a costes dopados por el aumento de materias primas que mañana puede resultar un boomerang? 

La crisis logística, de hecho, es ya hoy un poderoso factor en el crecimiento de la inflación, creciendo exponencialmente para materias primas (ver aluminio) o componentes clave (semiconductores) para la industria. Pero la alarma también suena por drogas o, en general, para todo lo que se refiere electrónica. Y la "hambruna", dado el tiempo (de 12 a 18 meses por lo menos) para construir una fábrica de chips o fortalecer la infraestructura portuaria, parece destinada a durar por lo menos hasta mediados del próximo año. Con efectos significativos sobre la inflación que los bancos centrales persisten en definir como un “fenómeno de transición”.

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