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Draghi: "Entiendo a los indignados" pero clara condena a la violencia - Saccomanni: "Italia sabe reaccionar"

El día de las protestas, el gobernador de París dice: "Los jóvenes se desquitan con las finanzas como chivo expiatorio, pero los entiendo: estamos enojados por la crisis, y mucho menos ellos" - Pero luego condena inmediatamente la violencia - Saccomanni : "Italia sabe cómo reaccionar ante las dificultades, pero se necesitan reformas duraderas"

Draghi: "Entiendo a los indignados" pero clara condena a la violencia - Saccomanni: "Italia sabe reaccionar"

Seguramente Berlusconi, después de ganarse la confianza de la Cámara al desbaratar la trampa de la oposición, se habrá puesto inmediatamente a trabajar en el decreto de desarrollo. Y en este contexto habrá solicitado los informes presentados en la conferencia organizada por el Banco de Italia sobre nuestra economía en los 150 años de la unificación del país. De hecho, de ahí es posible sacar indicaciones útiles sobre lo que hay que hacer hoy para retomar el camino del desarrollo abandonado durante veinte años. No son sólo los historiadores y economistas reunidos por el Banco de Italia quienes dicen que el problema es dramáticamente urgente, sino los miles de jóvenes que ven escapar todas las oportunidades de trabajo y desarrollo.
Y el gobernador Mario Draghi desde París les dio amplia satisfacción al afirmar que “los veinteañeros de hoy tienen toda la razón porque la sociedad que están dejando sus padres y abuelos es una sociedad estancada que no es capaz de satisfacer sus legítimas aspiraciones”. Hace dos días, el propio Draghi pidió a los políticos que encontraran el coraje para derribar las barreras corporativas que impiden las reformas necesarias para devolver el dinamismo a nuestra economía.
Fabrizio Saccomanni, director general del Banco de Italia y que sería el sucesor natural de Draghi si no hubieran intervenido absurdas alquimias políticas, resumió esta mañana los dos días de debate de la Conferencia, trazando indicaciones claras y útiles para el momento actual.

En primer lugar, Saccomanni recordó que la historia de la unificación de Italia fue también una historia de éxitos desde el punto de vista económico. En los primeros 130 años se produjo una gran revolución industrial, disminuyeron las diferencias de ingresos tanto con los demás países avanzados como dentro de las regiones del Sur. Nuestros antiguos defectos se han sumado a los desequilibrios modernos por los que ya no hemos podido competir en el mercado global. Esto se debe a una preparación insuficiente del capital humano, tanto por el deterioro cualitativo de nuestra educación como, como dice Saccomanni, y porque no se ha prestado suficiente atención a la recompensa del mérito: las empresas son demasiado pequeñas y, por lo tanto, no son capaces de planificar una expansión adecuada en mercados mundiales y por ende de ofrecer puestos de trabajo calificados para egresados ​​o egresadas.El sistema burocrático-administrativo es barroco e ineficiente, basado además en una cultura concentrada en el cumplimiento formal de resultado. Finalmente, el colapso del presupuesto estatal obliga al país a adoptar un régimen fiscal pesado mientras muchos recursos se desperdician en mil corrientes improductivas. 

Debemos partir de este último punto, dice Saccomanni, recordando que en nuestra historia hay varios ejemplos de remediación realizados de manera resuelta y creíble que se han visto coronados por el éxito. La Italia democrática -recuerda el director general del Banco de Italia- siempre ha honrado sus deudas mientras que el régimen fascista de 26 impuso una consolidación forzosa de la deuda a corto plazo. 

Las elecciones que enfrentamos no son fáciles, pero no peores que las que hemos tomado en otros momentos de nuestra historia. “Los italianos, concluye Saccomanni retomando el informe del historiador Toniolo, tienen en su ADN la capacidad de reaccionar positivamente ante los momentos de dificultad”. Corresponderá a Berlusconi meditar sobre esta lección de la historia tanto para aprobar un decreto prodesarrollista "revolucionario" como para hacer una elección institucionalmente correcta para el máximo responsable del Banco de Italia.

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