Sorpresa: la economía de Brasil colapsará menos de lo esperado y la popularidad del presidente Jair Bolsonaro se mantendrá casi intacta. A pesar de un manejo objetivamente superficial de la emergencia sanitaria, que se encuentra en el país más grande y poblado de Sudamérica causó 150.000 muertes de 5 millones de infectadosDe hecho, parece que la situación económica no es tan mala como se esperaba. Así lo certifica el Fondo Monetario Internacional, que ha publicado estimaciones sobre el PIB de algunas economías latinoamericanas: hace mes y medio Brasil se pronosticaba en un -9,1% para 2020, en línea, por ejemplo, con la caída de Italia; pero el pronóstico actualizado casi redujo a la mitad el tamaño de la caída, deteniendo el rojo en -5,8% para este año.
Ya incluso se espera una ligera recuperación en la segunda mitad del año, dado que el dato del primer semestre es peor, en torno al -7%. Y sobre todo ya en 2021, como ocurrirá en casi todo el mundo, se espera un repunte, aunque sea del 2,8%. Sin embargo, según el FMI, las señales no son del todo alentadoras: el país sigue desgarrado por las tensiones sociales y las desigualdades, que se acentúan durante la crisis. Además, para mantener el PIB en este nivel y poner en marcha las medidas de protección social necesarias, Bolsonaro ha recurrido mucho a las arcas públicas (el gasto público ha alcanzado una cifra equivalente al 18% del producto interior bruto), lo que llevará el déficit al 12 % este año, con la deuda pública alcanzando el 100% del PIB, un umbral peligroso.
Por tanto, parece paradójico, especialmente visto desde Europa, que el consenso a favor de Bolsonaro siga siendo tan sólido. En efecto, según las encuestas de las últimas semanas, el presidente en funciones desde 2018 ha más que consolidado su popularidad: elegido hace dos años con el 51 % de los votos, ahora se le atribuye el 52 %, después de haber caído por debajo del 40 % al principio. de la pandemia. Ahora, sin embargo, el pueblo ha sido reconquistado mientras tanto gracias a las cuantiosas ayudas económicas en apoyo de los sectores más pobres, que finalmente han sido liberadas tras las promesas iniciales. Y luego, Bolsonaro optó recientemente por una comunicación menos agresiva: aunque el gobierno todavía no implemente medidas decididas para contener el virus, el presidente ya no anda diciendo que "es un resfriado". Y, de hecho, una encuesta realizada por Datafolha encontró que 47% de la población no responsabiliza al gobierno por el número de muertes por coronavirus.
La economía más golpeada en América Latina, de nuevo según el FMI, será en cambio la de México, que es el segundo más grande después del brasileño. Aunque aquí también las previsiones son menos pesimistas que las anteriores, el país gobernado por López Obrador, una suerte de "populista de izquierda" que predica la austeridad pero hace guiños al Estados Unidos de Donald Trump, apuntan a una caída del PIB del 9 %, mucho peor que Brasil y apenas mejor que el 10,5% estimado anteriormente. En México, la pandemia registra hasta el momento 800.000 casos y unas 83.000 muertes, con 12 millones de personas que han perdido su trabajo. El covid ha arruinado los planes del presidente, que contaba con cosechar los beneficios del nuevo acuerdo comercial con EE. UU. y Canadá en 2020.
