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Coronavirus en Roma: la ciudad está vacía (VIDEO)

La emergencia del coronavirus ha hecho bajar el número de turistas, pero también ha llevado a muchos romanos a cambiar sus hábitos. Resultado: la capital está semidesierta y el ambiente se vuelve surrealista. Aquí está el aire que se respira estos días en los lugares más famosos de Roma

Coronavirus en Roma: la ciudad está vacía (VIDEO)

No solo Milán, no solo Lombardía y Véneto. L'efecto coronavirus también se siente en Roma, que desde hace unos días parece haber perdido una de sus características menos apreciadas: el caos de la masificación. Esto no es solo porque la llegada de turistas ha disminuido significativamente (alguno cama y desayuno ya han recibido cancelaciones por decenas de miles de euros), pero también, o quizás sobre todo, porque el miedo al contagio ha empujado muchos romanos a cambiar sus hábitos.

Y así, adiós a los paseos por el Centro por ociosidad, adiós a todas las reuniones innecesarias de gente. Metro e autobus se vacían. Los que pueden refugiarse entre los muros de la casa, frotándose las manos empapadas de amuchine. Cada vez son más las personas que trabajan desde casa ya que muchas empresas se han puesto en marcha con ello trabajo inteligente.  

alguien adivino que el cierre de escuelas y universidades habría invertido, al menos parcialmente, esta tendencia: más tiempo libre para los jóvenes significa, en teoría, más oportunidades para reuniones sociales. Sin embargo, la sensación es que incluso entre los niños, o al menos entre la mayoría de ellos, los llamados a la cautela se han arraigado.

Eso sí, nadie quiere pintar Roma como un escenario de película post-apocalíptico. No ves escenas lunares, no hay plazas desiertas ni barrios fantasmas. Tráfico ha disminuido pero aquí y allá sobrevive, sobre todo en las horas punta: "el tramo urbano de la A24 entre la Tangenziale Est y Portonaccio", por citar uno, sigue siendo un gran clásico para los que escuchan Onda Verde por la mañana en la radio.

En general, sin embargo, el cambio en comparación con Roma normal es marcado, evidente. Cualquiera que conozca la ciudad aunque sea superficialmente lo sabe: si caminas por el centro el fin de semana –quizás en una calle con tiendas– tienes que tener en cuenta algunos baches. Pero estos días no pasa: hay espacio. Lo cual, para la gente acostumbrada al caos, es una anomalía. Y da una impresión.

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