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Cooperación internacional y misiones: el renovado (y tardío) interés por África

A pesar de nuestra presencia histórica en el continente negro, África rara vez se coloca en el centro del debate político nacional, pero algo finalmente se está moviendo.

Cooperación internacional y misiones: el renovado (y tardío) interés por África

Las iniciativas legislativas de los últimos días parecen invertir el lugar común según el cual África es poco conocida y poco considerada en Italia. A pesar de nuestra presencia histórica en el continente de diversas formas, esta zona geográfica rara vez se coloca primero en el debate político nacional, si no fuera por los flujos migratorios. Una de las causas es la visión distorsionada y limitada que la opinión pública, los medios de comunicación y la clase dominante tienen del continente y su dinámica. Es interesante notar cómo la voz de África ganó más espacio en las audiencias parlamentarias celebradas en el contexto del examen del documento de política trienal de planificación y cooperación al desarrollo y en el Decreto de Misión que se está discutiendo en el Parlamento en las últimas semanas.

Los representantes de la Farnesina (en particular de la DG de Cooperación y Desarrollo y de AICS) subrayaron la necesidad de centrarse en las consecuencias que traerá el Covid19 en términos de aumento de las desigualdades poniendo a disposición recursos extraordinarios en particular para el continente africano. En el Decreto de Misiones Internacionales actualmente en proceso de aprobación por las Cámaras, queda claro que la presencia militar en África está aumentando significativamente: Sahel, Golfo de Guinea, Cuerno de África y Magreb (este último, motivo de amargas polémicas respecto a la financiación de la Guardia Costera libia) son los principales escenarios en los que operarán nuestros soldados, en el contexto de diversas operaciones multilaterales y no multilaterales.

El ministro Guerini, entrevistado por el Istituto Affari Internazioinali, comentó: “En el contexto de la UE, el mayor compromiso está en África, ya que toda el área del Sahel es objeto de un esfuerzo para ayudar a los países del área a contrarrestar la amenaza yihadista. El doble desafío para nosotros, los europeos, es construir liderazgo que no sea de un solo Estado miembro de la UE, sino de la Unión en su conjunto, y construirla en sinergia con la Alianza Atlántica”. Sin entrar en el debate sobre la utilidad real de las misiones militares que muchas veces no resuelven los problemas de raíz de las crisis subsaharianas, sino que responden más a lógicas puramente geopolíticas y a la defensa de intereses particulares (la irreal lucha contra la piratería, sin entender y abordar los problemas estructurales que alimentan este fenómeno, es un claro ejemplo), estas iniciativas ayudan a dar más peso a África en nuestra política exterior.

La renovada atención hacia estos países responde al problema estructural de una mala coordinación de las realidades italianas que operan en África, y que a menudo socava la eficacia y el alcance de sus iniciativas. Dificultad reiterada en la Comisión de Asuntos Exteriores, donde los representantes de la cooperación italiana subrayaron cómo el nuevo enfoque multiactor de la cooperación también reconocido por la ley 125 aún no ha encontrado los medios e instrumentos que puedan aprovecharlo al máximo. Las relaciones entre países son un proceso lento y complejo. En las últimas décadas, Italia ha descuidado a su inmenso vecino del sur, hoy dicho con demasiada frecuencia a través de clichés y simplificaciones, impidiendo ver la heterogeneidad, la complejidad y el potencial del continente y considerarlo un socio político y económico igualitario. De ahí la urgencia de intensificar no sólo las relaciones económicas, sino también políticas y culturales.

Otras naciones, habiendo previsto desde hace algún tiempo la importancia crucial del continente africano en el nuevo equilibrio internacional, lo han anticipado. La acción de Beijing demuestra cómo el comercio no se limita al campo económico. Desde el siglo pasado, los estudiantes africanos han sido invitados regularmente a estudiar en China, mientras que en los últimos meses el gigante asiático ha brindado asistencia sanitaria puntualmente y aumentado la ayuda bilateral mediante la donación de equipos de diversa índole (tests, ropa/equipos especiales, mascarillas), el envío de proveedor de salud y compartir su experiencia”, reiterando así la importancia de África para su crecimiento económico largo plazo y por su esfera de influencia. India, por su parte, anunció en 2018 la apertura de 18 nuevas embajadas en África. Turquía tiene actualmente 42, y los vuelos de Turkish Airlines a destinos africanos aumentaron de 13 en 2009 a 52 en 2017.

El papel jugado por los servicios secretos turcos en la liberación de Silvia Romano en Somalia, país con el que Italia tiene cada vez menos relaciones, confirma las ambiciones subsaharianas de Ankara. Tras el Brexit, Gran Bretaña organizó rápidamente la Cumbre de Inversión Reino Unido-África, celebrada en enero pasado en Londres, para delinear las pautas para los próximos años de esta colaboración renovada. Francia, a pesar de que todos los presidentes electos anunciaron el final de francafrique, siguió ejerciendo toda su influencia sobre las excolonias tanto a nivel político-militar (con las recientes operaciones en el Sahel y RCA) como a nivel económico, de desarrollo y promoción cultural.

Berlín, por su parte, puede contar con la potencia de fuego de la GIZ, la agencia de cooperación alemana, con recursos destinados a África en 2018 por valor de 838.242.155€ (32%), incomparables con los de la italiana AICS, detenidos en poco más de 50 millones. para la misma área geográfica. Además de una importante presencia militar, Alemania puede contar con una densa red de fundaciones vinculadas a partidos alemanes que contribuyen a incrementar su influencia en gran parte del continente (la Friedrich-Ebert-Stiftung y la Konrad-AdenauerStiftung, por ejemplo, han abierto 20 y 14 oficinas respectivamente en esta zona del mundo). Al final, la Unión Europea sigue siendo el principal socio comercial y político, así como el mayor donante,
de África

En este sentido, la nueva Comisión ha reafirmado su voluntad de intensificar las relaciones con este continente: El primer viaje extracomunitario de Ursula Von der Leyen fue a Addis Abebasede de la Unión Africana. Si por un lado sería impensable competir contra estos gigantes internacionales sin actuar dentro de la UE, por otro lado, Italia podría intensificar sus iniciativas bilaterales hacia África, proponiéndose como un interlocutor capaz de ofrecer su excelencia y sensible a las solicitudes de estos países, como afirma Giuseppe Mistretta, Director África de la Farnesina: “Somos buenos intérpretes de las expectativas africanas a nivel europeo ya nivel del G7/G20. Ciertamente lo somos más que los países nórdicos”.

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