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Consejo de la UE, Italia se regocija pero luego termina en la esquina

¿Quién ganó y quién perdió en Bruselas? El caos por los resultados de la cumbre de inmigración muestra la imagen de una Italia cada vez más aislada. Más allá del compromiso de hacer frente colectivamente a los aterrizajes de emergencia, nadie dará la bienvenida a los migrantes. Hay un encontronazo con Francia por los centros de acogida y Alemania piensa en contrarrestar los flujos secundarios

Consejo de la UE, Italia se regocija pero luego termina en la esquina

Los focos se apagan Consejo de la UE dedicado principalmente a la inmigración. ¿Quién ganó y quién perdió a la luz de los resultados y declaraciones de los 28 líderes reunidos en Bruselas? Una vez finalizados los partidos, la Francia de Emmanuel Macron asegura que no albergará los nuevos centros de acogida voluntaria, España declina explicando que los centros ya los tienen en su territorio y así el partido queda finalmente en manos de Giuseppe Conte a quien advierte que no incluso Italia los acogerá: "Italia no ha dado su disponibilidad". Desde el Consejo de los 28 Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea no se llega a ningún acuerdo ni siquiera con Angela Merkel sobre movimientos secundarios. Sin embargo, la Canciller puede respirar aliviada por el escape por los pelos y sacar provecho del acuerdo con Grecia y España. Con sentido político y práctico, Merkel al menos ha dejado claro que un pacto con Roma es fundamental para salvar Schengen y aceptar a los solicitantes de asilo desembarcados en Italia de forma voluntaria. Y nuestro país se encuentra cada vez más aislado, geográficamente y sobre todo políticamente.

La síntesis de pesos y contrapesos dentro de la Unión, profundamente desgarrada internamente, está en el documento de la cumbre que deja todas las puertas abiertas, establece principios generales -como el, por significativo que sea, de que la acogida de inmigrantes es un problema que debe ser gestionados colectivamente, pero no dice cómo implementarlos concretamente. Y por eso mismo el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, es muy cauteloso: "Es demasiado pronto para hablar de éxito" y Merkel comenta: "Todavía queda mucho trabajo por hacer".

Así que empecemos de nuevo desde aquí, desde allí texto que dice y no dice.  Los principales puntos del acuerdo, recogidos en las Conclusiones firmadas tras 13 horas de pulso nocturno, se refieren al apoyo a Italia en Libia, el proyecto de plataformas de aterrizaje en terceros países que, sin embargo, tiene pocas posibilidades de éxito dado que los mismos países Los africanos lo rechazan, los 500 millones para el fondo fiduciario para África y un llamamiento a las ONG. Está el lanzamiento de la refinanciación de 3 mil millones a Türkiye. Pero el fondo tiene que ver con los nuevos centros de aterrizaje y recepción, que Francia quiere precisamente en Europa pero solo fuera de sus fronteras.

ITALIA Y FRANCIA EN CORTOS

Francia, que debe ser reconocida por el esfuerzo de mediación -las fotos muestran a Conte y Macron ocupados redactando un documento compartido para entregar a los otros líderes en medio de la noche- ha logrado que los centros de acogida sean voluntarios y que estén ubicados en Europa. Italia, en cambio, quería que se hipotetizaran en África y, en cualquier caso, fuera de la Unión. Nuestro país ha conseguido obtener -y Conte llegó a amenazar con vetar las conclusiones de la cumbre- la afirmación política de que la emergencia migratoria requiere un enfoque compartido entre los 28 países de la Unión, que es un reto para toda Europa y que no puede dejarse solo en manos de los países más expuestos geográficamente al desembarco de migrantes.

Pero el choque está aquí mismo y no hay progreso, ni mucho menos. “Me considero un 80% satisfecho”, comenta con entusiasmo Conte. Sin embargo, su "amigo Macron" lo desmintió de inmediato: "Las disposiciones del Tratado de Dublín siguen vigentes: los países de primera entrada, a saber, Italia y España in primis, deberán hacerse cargo de los desembarcos y la gestión de los migrantes. Francia no es un país de primera llegada”. Conte responde: “Eran las 5 de la mañana, Macron estaba cansado. En cuanto al artículo 6, que se refiere a los centros de acogida en los estados miembros, nada se impone a nadie”. Así que ni siquiera a Italia, que se le escapa. El "amigo Macron" y el "amigo Conte", que parecían más cercanos en vísperas de la cumbre, en cambio se encuentran distantes: una confrontación abierta que fue en cierta medida la figura de la cumbre y que no será fácil de remediar.

VETO DE ORBAN

Y el ¿Alemania? Angela Merkel se enfrentaba al peligro de que se le impusieran obligaciones de recepción. El compromiso genérico de contrarrestar los movimientos secundarios de solicitantes de asilo entre un país de la UE y otro ha tenido éxito, lo mínimo necesario para hacer frente a la amenaza planteada por su ministro del Interior, Horst Seehofer, un Salvini de Bavaria dispuesto a iniciar los rechazos y provocar una crisis de gobierno. La canciller también consiguió liberar los 3 millones para Turquía, destinados a cubrir los costes del acuerdo sobre migrantes firmado con la UE. Escape por los pelos, por ahora.

Los países del bloque de Visegrad (Polonia, República Checa, Eslovaquia y Hungría) cantan victoria, encabezada por el húngaro Orban: «Solo aceptamos si escribimos claramente que todo es de forma voluntaria. Y hay que precisar que la reforma de Dublín debe aprobarse por unanimidad, sin plazo”. En la práctica, si alguna vez se implementa la reforma, podrán ejercer su derecho de veto. Tal como hizo Italia durante la larga noche de negociaciones en Bruselas. Pero Europa no se construye de veto en veto, ni se soluciona el problema de los migrantes empujados a las fronteras. E Italia, si realmente quiere cambiar las cosas, debe encontrar aliados ya que parece cada vez más aislada.

 

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