También habrá una razón, complicada y misteriosa, para justificar porque paisajes tan hermosos son el escenario ideal para historias crueles y perversas. Montañas nevadas, lagos helados, extensiones blancas y desiertas, el silencio natural de panoramas amplios y luminosos, donde la gama de colores se reduce al mínimo. Quién sabe si este mismo contexto, lejano e inquietante para los mediterráneos, es la mejor clave para entender un género literario, y ahora cinematográfico, que sin embargo goza de gran éxito.
En este ambiente y precisamente en este entrelazamiento de imágenes y sensaciones que se desarrolla "El muñeco de nieve", recién estrenada en los cines italianos, basada en el bestseller de Jo Nesbo. Nos encontramos lidiando con un asesino en serie que prefiere matar mujeres y dejar una firma con un muñeco de nieve en el lugar del crimen. Para resolver la intrincada investigación se llama a un policía, un imperecedero como Michael Fassbender disfrazado de Harry Hole, un experto detective tan malo con el alcohol como con sus complicados asuntos personales. En busca del asesino, será ayudado por un joven colega. Es un thriller y, por supuesto, no leerás una línea extra que pueda arruinar la visión que, en cualquier caso, merece la entrada. Aunque, dado el éxito que tuvo Nesbo en los libros, las expectativas por esta adaptación cinematográfica eran altas pero, a juzgar por lo visto y por la crítica, algo desestimadas.
El ritmo narrativo se mantiene bien, aunque con algunos atajos de guión más intrincados que los legítimos.. El director, Tomas Alfredson, mantiene la tensión moderadamente alta pero no parece ser capaz de moldear el papel de los protagonistas que a veces se muestran grises, como el entorno que les rodea, y poco convincentes. Tanto el detective como el asesino, en su total ferocidad, no despiertan sentimientos particulares en el espectador tanto como sería legítimo esperar. Las imágenes crudas y dramáticamente violentas no son suficientes para sostener el patetismo de un thriller. También puede ocurrir que veas poco pero sientas mucho. En este caso, casi parece que uno se contenta con unos escenarios tan sugerentes como ineficaces para soportar la tensión emocional. En definitiva, no te quedas tan pegado a tu asiento como te gustaría con una película de este tipo.
Sin embargo, añadamos que nos encontramos, una vez más y con moderada satisfacción, ante un producto interesante en el panorama de la oferta cinematográfica de esta temporada. En la memoria de los amantes de este tipo de películas es fácil volver a la trilogía Millennium., del sueco Stieg Larsson donde la nieve, el hielo, los colores grises y oscuros forman el telón de fondo ideal para los crímenes narrados. Además, se sabe que en los países nórdicos el género thriller es uno de los más extendidos, hasta tal punto que, en Noruega, la tradición de Paske Trim, la esperada y muy seguida novela policiaca de Pascua, surgió tanto en librerías como en televisión. En nuestro país estamos felices de ver las investigaciones del Inspector Montalbano o la nueva serie de Coliandro en la televisión.
