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CICLISMO - Giro de Italia en la salida entre mil ausencias graves: del descalificado Contador a A. Schleck

CICLISMO – Un Giro de Italia espectacular pero sin muchos campeones extranjeros es el que arranca hoy desde Herning, en Dinamarca: ausentes Alberto Contador (descalificado), Andy Schleck y Cadel Evans – Basso busca trío (Nibali en cambio apuntará a el Tour) y Scarponi quiere legitimar la victoria perdida de 2011

CICLISMO - Giro de Italia en la salida entre mil ausencias graves: del descalificado Contador a A. Schleck

El Giro del año pasado comenzó con el drama de Wouters Weylandt, que se estrelló en la bajada de Bracco, y terminó con la farsa del himno de Franco para saludar la victoria española de Alberto Contador. Se espera que el drama nunca se repita aunque el peligro acecha siempre en cada curva para quienes bajan a 100 por hora en una delgada palmera, rozando barandillas y barrancos. Sin embargo, la farsa no terminó ahí, en aquella calurosa tarde milanesa de finales de mayo en la Piazza del Duomo, al contrario, se magnificó si, doce meses después, los organizadores del Giro, totalmente inocentes por no decir heridos, mostraban arriba en el viento de la Jutlandia danesa desde donde comenzará la carrera rosa, con una clasificación general reelaborada donde la primera del año pasado ha sido eliminada y en su lugar, con el número uno en el maillot, ahora está Michele Scarponi, un buen corredor sin duda, pero que en el último Giro vio a Contador en la salida para volver a verlo después de la carrera, desligado en los tramos decisivos, como todos los del grupo, del campeón ibérico. Los hechos son conocidos: la culpa de un bistec, un rastro infinitesimal de clembuterol, un broncodilatador incluido entre las drogas prohibidasi, fue detectado en la orina de Contador en un chequeo durante el Tour 2010. Al no poder demostrar al 100% su inocencia, después de más de un año y medio del "delito", fue sancionado y despojado de todas las victorias, del Tour 2010 al Giro 2011.

Por primera vez, el Giro también debe sufrir el revés de un ganador decretado en la mesa. Pero en el ciclismo actual, enfrascado en la sacrosanta cruzada contra el flagelo del dopaje pero completamente incapaz de calibrar penalizaciones y castigos, el orden de llegada de cada carrera está siempre sub judice, ya no ligado sólo a la fuerza sobre los pedales sino a la respuesta del tubo de ensayo. En cinco años, el Tour ha despojado dos veces del maillot amarillo a cualquiera que lo lleve en los Campos Elíseos a dársela al segundo: en 2006 el estadounidense Landys, excompañero de Armstrong, fue descalificado en favor del poco conocido español Pereiro; en 2010, vía Contador, fue Andy Schleck –que el año pasado había estado al borde del triunfo, superado solo en la contrarreloj final por Cadel Evans– quien entró en los anales de los vencedores sin gloria. El Giro, si no conocía la victoria en la mesa, sin embargo ya había visto alterada la clasificación en otros dos casos que quedaron históricos: la parada a un Merckxx desbordado, dado positivo, al final de la etapa en Savona en 1969 y en 1999 la sensacional parada de Pantani por hematocrito anormal en la línea de meta en Madonna di Campiglio, en vísperas del Mortirolo que debería haber sido la apoteosis del Pirata y que en cambio marcó dramáticamente su final como atleta y como hombre. Tanto Mercx como Pantani dominaban el Giro pedaleando con una sola pierna. Pero el maillot rosa y la victoria final fueron para Gimondi (que se hacía así con la segunda de sus tres victorias en el Giro) y para Ivan Gotti que repetía el triunfo obtenido dos años antes de forma ciertamente más contundente.

Expulsiones, suspensiones, victorias revocadas: ante la duda se suele absolver, pero en el ciclismo se condena. Dura lex sed lex pero el “show debe continuar”. Incluso sin Contador que, además, no tenía el Giro en sus planes habiéndoselo jugado todo en el Tour y los Juegos Olímpicos de Londres. La idea de empezar el Giro desde Dinamarca también surgió como homenaje a Saxo Bank, el equipo danés de Contador, dirigido por Bjarne Riis, un monumento del ciclismo escandinavo. En la Gazzetta dello Sport, con la selección escandinava, no se perdió la esperanza de que la propia Saxo convenciera a Contador de volver a poner en juego su maillot rosa. La descalificación trastornó los planes de todos. Con Contador perdido, el Giro también estuvo a punto de perder Saxo Bank, porque si los puntos acumulados por su líder se anulaban por dopaje, el equipo de Riis corría el riesgo de quedar relegado y por tanto excluido de las grandes vueltas. A principios de abril se encontró una solución acomodaticia por parte de la comisión de licencias de la Unión Cíclica Internacional según la cual "Las especiales circunstancias" del caso Contador "no pueden justificar la retirada de la licencia World Tour", pasaporte necesario para competir en el Giro y el Tour, que le fue concedido a la selección danesa el pasado 18 de noviembre. el saxo estará en la salida de Herning para la primera etapa contrarreloj. Pero sin Contador ha vuelto a ser un equipo corriente, con objetivos muy reducidos.

Como siempre, la organización ha preparado otro hermoso Giro, eligiendo este año concentrar las etapas más difíciles de la última semana con subidas impresionantes -como Fedaia, Pampeago, Mortirolo- que culminarán en los 2.758 metros del Paso Stelvio, meta de la penúltima etapa decisiva. Pero cualquier diseño, por hermoso que sea, siempre necesita intérpretes para realzarlo. Eddy Merckx, que ha ganado cinco Giri, récord absoluto compartido con otros dos grandes campeones del pasado, Fausto Coppi y Alfredo Binda, La carrera rosa de este año parece hecha a medida para potenciar las cualidades de Andy Schleck pero el luxemburgués no estará: tras tres segundos puestos consecutivos –el penúltimo de los cuales le valió la victoria en la tabla– Andy, también segundo en el Giro de 2007 ganado por Danilo Di Luca, apuesta todo por el Tour, pero Schleck es sólo uno de los muchos grandes extranjeros ausentes: demasiados y demasiado importantes, aparte de Contador, para no desmerecer la importancia de la carrera rosa respecto al Tour. No estará Cadel Evans, ganador del Tour 2011. Bradley Wiggins, ganador de la París-Niza y el Tour de Romandía, también dijo que no, y es candidato como el anti-Schleck en el próximo Tour.Otro gran ausente es Tom Boonen, el gobernante de las clásicas primaverales del norte que apuesta por el campeonato mundial de Valkenburg.

La única baja "motivada" es la de Fabian Cancellara tras la desastrosa caída en el Tour de Flandes. A estas alturas, el Giro huérfano de Contador y de los grandes nombres extranjeros puede convertirse realmente en un asunto totalmente italiano: Ivan Basso, que ya lo ha ganado dos veces, tiene todas las cartas, si se ha recuperado de las secuelas de sus caídas en el comienzo de la temporada, para hacer tres de una clase. Dada la buena marcha de Iván en el reciente Tour de Romandía, Liquigas lo apostará todo por él, salvando a Vincenzo Nibali, que está concentrado en preparar el asalto al maillot amarillo. También hay que darle una oportunidad a Michele Scarponi, que seguramente querrá honrar el éxito obtenido a través de procedimientos "judiciales" en las montañas que esperan a los renacuajos, reviviendo el apodo de "águila Filottrano". Para la clasificación final es difícil ir más allá de estos nombres salvo que haya resurrecciones improbables (de Damiano Cunego por ejemplo) o alguna siempre posible sorpresa de origen extranjero que pudiera tener el identikit del venezolano Rujano, del español Joaquín “Purito” Rodríguez, del checo Roman Kreuziger (popular con Basso) o, por último pero no menos importante, de Franck Schleck, hermano mayor de Andy, tercero en el Tour del año pasado, secuestrado in extremis por RadioShack en el Giro por la lesión del designado capitán Fuglsang. Corredores lejos de ser campeones pero si en forma capaces de aprovechar las muchas ausencias (incluida la del italiano Nibali, segundo por detrás de Scarponi el año pasado) para realizar la hazaña que vale una carrera. Para las victorias de las etapas un nombre por encima de todos: Marc Cavendish, que no obstante tendrá que vérselas con otros velocistas de pura sangre como el noruego Thor Hushvod y el estadounidense Tyler Farrar.

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