Ahora puedes soñar. La Juventus está en semifinales de la Champions League, un resultado casi impensable a principio de temporada y por tanto extraordinario, para ellos y para todo el fútbol italiano. Exactamente 12 años después de la última vez (22 de abril de 2003, 1-2 en Barcelona) los bianconeri están de nuevo entre los 4 primeros de Europa, y el hecho de que la clasificación haya llegado tras 180 minutos de mucho sufrimiento no hace más que embellecerlo.
Por supuesto, en términos de juego, no se puede decir que la Juve fuera grandiosa, de hecho, Mónaco probablemente merecía jugar al menos en la prórroga. Sin embargo, veladas como esta templan el carácter, ayudan a creer que todo es posible, llegando incluso al Olimpo de Europa sin brillar. El 0-0 en Louis II, al igual que el 1-0 en el Stadium, no pasará a la historia del fútbol, de eso no hay duda. El partido de ayer fue sarnoso, manejado al filo de la navaja durante más de una hora, hasta que se encendió la luz de combustible en el Jardim de Mónaco.
“Lo hicimos bien solo en la final – admitió Allegri en la rueda de prensa. – Por otro lado, no ha sido una carrera fácil, cuando estás tan cerca de la meta es normal encontrar dificultades, hay que adaptarse. El Mónaco te hace jugar mal, es un poco como el Atlético de Madrid en miniatura. Cerraron bien todos los huecos, pero cometimos muchos errores a nivel técnico. No jugamos bien pero los chicos aún merecen elogios por el resultado".
Análisis honesto el del técnico de la Juventus, en cambio hubiera sido difícil argumentar lo contrario. Pocas veces hemos visto a una Juve tan contraida e imprecisa, asustada cada vez que tenía el balón en los pies, casi como si estuviera caliente. Y tal vez eso fue todo, porque no todos los días llegas a jugar por un pase a los cuartos de final de la Champions League. Sobre todo, la defensa necesita ser salvada, a pesar de que Chiellini le dio más que un escalofrío a la gente de la Juventus. Su intervención sobre Kondogbia (36') podría haberse castigado con un penalti, y luego quién sabe cómo hubiera acabado. Es mejor así, incluso a partir de estos episodios entendemos cómo la maldición europea va disminuyendo.
Sin embargo, hay que subrayar que Mónaco no creó grandes peligros: salvo dos salidas de Buffon (una vacía, la otra providencial), la Dama nunca tembló. El problema es que el equipo, muerto de miedo, nunca ha subido realmente su centro de gravedad: una pena, porque cuando lo hizo (dos contraataques de Morata) daba la idea de poder hacer daño a los franceses. No fue una noche de esmoquin, lo notó hasta Pirlo, cuyo (espléndido) lanzamiento de falta se imprimió en el ángulo superior, sino de mono. El mismo que también servirá en semifinales, quizás con alguna lentejuela más: de lo contrario el sueño terminará abruptamente.
“Todos son muy fuertes, pero si realmente tengo que elegir uno para evitar, diré el Bayern – explicó Allegri. – No será fácil, eso seguro, pero será muy bonito jugar una eliminatoria así”. Sin embargo, ya no es posible apelar el sorteo (mañana en Nyon). Los tres restantes en la carrera (además de los alemanes están el Barcelona y el Real Madrid) son muy fuertes, casi injugables. ¿Podrá la Juve cambiar de ritmo ante la presencia de una superpotencia? Lo sabremos en breve. Pero ahora toca celebrar y recargar pilas, de cara a la cita con la historia.
