El Inter ya no puede ganar. Ni el pequeño Carpi logra devolverle la sonrisa a los nerazzurri, que no tienen éxitos en la liga desde el 6 de enero y ahora están a 6 puntos del líder Napoli. Por tercera vez consecutiva en la cuenca amiga (¿?) de San Siro, los minutos finales fueron decisivos: al igual que ante Lazio y Sassuolo, la banda de Mancini acabó encajando goles a pocos instantes del final del partido.
Y así Carpi arrebató un empate histórico y muy pesado para la lucha por la salvación, aunque Génova y Sampdoria (los últimos, en este momento, antes de zona roja) siguen estando a 5 puntos de diferencia. Todo esto le interesa poco al Inter, obligado a dejar de lado sus sueños de Scudetto y registrar el compromiso de la Fiorentina en el tercer puesto, la última ganancia para volver a la Champions League.
“Lo siento, este es el tercer juego que tiramos por la borda en la final – comentó desconsolado Mancini. – Tenemos un problema en el área de portería, hacemos muy poco y eso no es bueno. Cuando vas 1-0 puede pasar cualquier cosa, tenemos que ser capaces de crear ocasiones y terminar los partidos. He visto goles fallados que yo también marcaría a los 50, si seguimos así no llegamos ni al tercer puesto”.
Palabras duras, tal vez demasiado vistas y teniendo en cuenta la clasificación, pero está claro que la marcha se ha estancado y todo ha vuelto a estar en entredicho, incluso esa plaza de Champions que a estas alturas parecía un hecho. Lo que más preocupa a Mancini, probablemente, es sobre todo la repetición de hechos, como si su Inter no fuera capaz de mejorar los defectos establecidos que tiene. Los problemas en el área de portería, por ejemplo: los 26 anotados hasta ahora (en 21 partidos) son muy pocos para un equipo de primera, solo pensemos que Higuaín solo ha anotado 21.
Últimamente también la defensa es menos sólida que antes y "san Handanovic" no siempre puede arreglarlo. El partido ante el Carpi parecía perfecto para recuperar esa victoria en casa que le falta desde el 5 de diciembre (1-0 sobre el Genoa), posiblemente con algunos goles marcados y ninguno anotado. Misión fallida y ello a pesar del gol marcado en la primera parte (Palacio en el 39'), que parecía facilitar aún más la tarea.
Pero en la segunda parte los nerazzurri, en vez de cerrar la conversación con el 2-0, jugaron un poco demasiado, desperdiciando algunas ocasiones (sobre todo el doblete de Felipe Melo y Palacio, pero también de Icardi) y dejando el partido en el saldo hasta el final. Y así Carpi, todavía invicto en 2016 y varias veces cerca de marcar en la primera parte (protestas por un gol anulado a Mbakogu y una mano de Murillo en el área, destacando también un penalti negado a Icardi), encontró la igualada de lleno. Tiempo de descuento con un zurdazo de Lasagna (92'), pese a la inferioridad numérica por expulsión de Pasciuti (83').
El 1-1 final provocó el abucheo del San Siro, cada vez más preocupado por la tendencia de los últimos tiempos. El primer puesto de hace 15 días se ha convertido en cuarto, y el próximo domingo será el derbi con el Milan. La oportunidad perfecta para retomar la carrera, pero también para perder definitivamente toda certeza.
