La primera ministra británica, Theresa May, pondrá los papeles sobre la mesa sobre el Brexit el próximo lunes en una reunión programada con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker.
La mejora del precio del divorcio (entre 55 y 60 millones de euros) que Reino Unido está dispuesto a pagar a la Unión Europea es un buen augurio, pero aún quedan obstáculos por superar en el camino hacia un acuerdo que no se puede minimizar.
La principal bala perdida en las negociaciones es el caso irlandés. Dublín alza la voz y exige uniformidad normativa en la isla para no perder las ventajas de estar anclado en Europa. Pero el Reino Unido lucha por aceptar tal solicitud porque significaría tener dos regímenes en casa (uno para Londres y otro para Dublín) e indirectamente sentar las bases para una futura reunificación sensacional de toda la isla entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Irlanda es un tema muy espinoso en el que Europa no quiere entrar y que se refiere al Reino Unido pero, de una forma u otra, habrá que resolver el caso y la posibilidad de llegar pronto (es decir, a mediados de diciembre) a una Por aquí pasa también la reconciliación entre Londres y el Viejo Continente.