En 2015, la riqueza financiera de Italia creció un 2,2%, alcanzando los 4.117 millones de euros, gracias a la positiva evolución que han tenido las acciones, bonos, pólizas y fondos en los mercados.
Pero la sorpresa es la recuperación, tras años oscuros, de la riqueza inmobiliaria, que finalmente muestra signos tangibles de recuperación atestiguados por el aumento del parque de viviendas y la estabilización de precios que se produjo en la segunda mitad de 2015. “En términos reales , los precios inmobiliarios alcanzaron un valor máximo a fines de 2007, y luego disminuyeron en aproximadamente una cuarta parte, estabilizándose desde principios del año pasado en niveles cercanos a los de 2001”, observa Bankitalia.
La riqueza de los hogares también aumentó, aumentando un 1,2% el año pasado, apoyada por el componente financiero y en parte por el componente inmobiliario.
Entrando en detalle, en términos per cápita, la cifra vuelve a los niveles de 2007, alcanzando los 70 euros, a la par de Alemania y algo menos que Francia (75 euros).
Sorprendentemente, sin embargo, según las estadísticas de Eurostat recogidas en el informe anual del Banco de Italia, la mayor riqueza no fue impulsada, como es tradición, por una mayor propensión al ahorro, sino por una revalorización de los activos. Por el contrario, la propensión a ahorrar se mantuvo estable en el 7,8%, por debajo de la media de la eurozona.
Los datos relativos al consumo también son positivos: “La expansión del consumo privado que comenzó a mediados de 2013 – escribe el Banco de Italia – continuó el año pasado y se extendió a todas las principales partidas de gasto. Por primera vez desde 2008, ha vuelto a crecer el poder adquisitivo de los hogares, que se ha beneficiado de la mejora de las condiciones del mercado laboral y de las medidas fiscales de apoyo a la renta introducidas por el Gobierno en 2014 y posteriormente convertidas en permanentes”
