La última vez fue en 2000: la huelga de los banqueros entonces se limitó a unas pocas horas. Hoy arranca el paro de los empleados de crédito, que saldrán a las calles en defensa de sus puestos de trabajo, debe tomar otras dimensiones.
Los empleados bancarios en Italia pasaron de 316 en 2011 a 309 en 2012. 7 mil trabajadores menos, que superan los 28 mil si se compara con datos de 2008. A esta situación se sumó la rescisión unilateral del contrato: la ABI, la asociación bancaria, formalizó la rescisión anticipada del contrato del sector nacional cuyo vencimiento se fijó en cambio para junio de 2014. "Una cancelación que no bloquea los aumentos contractuales automáticos - especifica Lando Sileoni, secretario general de Fabi - pero que podría introducir una regulación salvaje sobre los salarios, la subcontratación y los modelos de sucursales de agencias completamente autogestionadas".
Por este motivo los sindicatos han organizado una huelga unitaria que se realizará hoy (jueves) con marchas repartidas por toda Italia. El evento principal se llevará a cabo en Rávena, donde tiene su sede la Cassa di Risparmio local, presidida por Antonio Patuelli, quien ha sido designado al frente de la ABI desde enero. Pero también habrá manifestaciones en Roma, Milán, Génova, Padua, una ciudad "simbólica", dicen los sindicatos, de dificultad para los bancos.
“Hay un proceso de reorganización del sistema bancario y una idea de los bancos de que, sin embargo, los costos de esta reorganización deben ser repercutidos a los trabajadores”, dijo la secretaria de la CGIL, Susanna Camusso. Los sindicatos acusan a la ABI de no querer renovar el contrato nacional para centrarse en las negociaciones de empresa "al estilo Marchionne", rompiendo una tradición de relaciones laborales basadas en la colaboración. De ahí la huelga cuyo objetivo, como también ha reiterado Sileoni, es "proteger a los 309.000 empleados y devolver la dignidad a la categoría". "Los únicos a ser desechados - subrayó Fabio Verelli, secretario general de Ugl Credito - son los banqueros". De hecho, los sindicatos señalan con el dedo los maxisalarios de la alta dirección y un modelo bancario que apunta a la rentabilidad a corto plazo en detrimento del crédito a hogares y empresas.
