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AUTOMÓVIL – FÓRMULA 1, Alonso piloto total, auténtico piloto del futuro

AUTOMÓVIL – Fernando Alonso no conduce el mejor Ferrari de la historia pero es él quien marca la diferencia – Nunca antes se había visto un piloto tan perfecto y meticuloso: ya es el prototipo del piloto del futuro – Y un un poco de suerte le puede ayudar a ganar este año la clasificación mundial de pilotos

AUTOMÓVIL – FÓRMULA 1, Alonso piloto total, auténtico piloto del futuro

Se acabó el verano: la Fórmula 1 vuelve a la pista para una carrera final sin precedentes en términos de ritmo, duración y retraso en la conclusión. El Campeonato del Mundo terminará en Brasil el 25 de noviembre: no estamos en el 12 de diciembre que vio la última carrera del campeonato de 1959, pero en términos de conclusión retrasada es casi un récord. Y al final de una letanía inédita de 20 Grandes Premios, de modo que hoy, finales de agosto, fecha en la que hasta hace unos años la F.1 a menudo llegaba a su fin, estamos en cambio en la mitad del campeonato: 11 carreras corre, faltan 9.

El día 12, el Gran Premio de Bélgica, se lleva a cabo en lo que es un poco como la escalera de las carreras: el circuito de Spa-Francorchamps, entre las colinas y los bosques de las Ardenas. Trazado a partir de muestras naturales: su cuadro de honor está repleto de Fangio y Jim Clark; de Senna, Michael Schumacher y, más recientemente, de Kimi Raikkonen. Nunca por Fernando Alonso, líder mundial en 2012 a mitad de camino y nunca vencedor en Spa: ni en su momento por Renault, que le valió dos títulos, ni en su breve paso por McLaren, ni en las dos últimas temporadas como Ferrari conductor. Pero a Alonso no le importan estadísticas como esta. Alonso tiene un plan: llegar al título sabiendo muy bien que no tiene en sus manos el mejor monoplaza de la temporada. En definitiva, marcar la diferencia con el método a la antigua: ponerte, coraje y sinapsis rapidísimas, al mando de los 900 caballos de fuerza y ​​600 kilogramos de tecnología casi espacial. Ser capaz de impulsar este conjunto ultra refinado más allá de su valor técnico general.

Para llegar a este puesto de líder supremo, Alonso ha pasado por varios pasos. Conocía Ferrari hasta el fondo de sus secretos y equilibrios; ha tejido una red perfecta de relaciones humanas sin fallas, logrando ser aceptado con una sonrisa como el único punto (para usar la jerga futbolística) de esa mezcla compleja que es un equipo de F.1 de máximo peso y nombre histórico. Aplastó cualquier competencia interna de Felipe Massa, su compañero o primer piloto a batir, ya que el enfrentamiento en igualdad de condiciones suele arrojar veredictos inapelables. Tuvo paciencia: nunca una palabra, una mueca, una duda, una inquietud a contracorriente con respecto al sistema Ferrari. Y al hacer todo esto, siempre en nombre del optimismo, ha cultivado su propia imagen de conductor-máquina. No pasa una semana sin la web, la comunicación multimedia basada en twitter y otros mensajes varios, presentando una observación, una foto, una broma de Alonso sobre su vida profesional pero también y sobre todo privada. Termina una prueba y aquí está su comentario. Una calificación, y llega su balance: generalmente sobrio, siempre positivo. Pero también: se va de vacaciones y aquí hay una foto de él en la piscina, o con su nueva novia. Entrenamiento en bici: reportaje completo con fotos del ordenador de a bordo que sella distancia y tiempo, casi siempre como ciclista casi profesional.

Y este es el último aspecto. Porque el Alonso líder de la Armada Roja Ferrari, charlando con multitud de entusiastas incluso desde muy pequeños (y esta F.1 que fascina cada vez menos a los niños, la necesita absolutamente), también se ha convertido en un casi campeón olímpico. El último paso es su programa de entrenamiento que fija de antemano, temporada a temporada, programas y preparación para elegir el momento en el que estar a tope física, mentalmente y por tanto en cuanto a rendimiento. Hace dos años fue él quien dijo -siempre en público- que con una temporada de carreras tan larga es absolutamente imposible que un piloto esté en lo más alto durante todo el calendario. Y este año, otra novedad: pruebas, preparación, apoyo mental (Alonso cuenta con dos entrenadores, con tareas distintas pero perfectamente sinérgicas) y entrenamiento deportivo encaminado a asegurar no uno, sino dos momentos de máximo rendimiento durante el año. El primero llegó antes de las vacaciones, es decir, cuando han madurado los resultados que le permitieron irse a la playa como líder mundial. La segunda está prevista para finales de septiembre, cuando comenzará el sprint final con nada menos que 7 carreras en 10 fines de semana, y repartidas por Asia y América del Norte y del Sur, por tanto con una masacre de vuelos y husos horarios que abrumaría a un experimentado viajero de comercio.

Esta es la versión 2012 del Alonso: el más perfecto, calibrado, maduro jamás visto al volante de un monoplaza de Fórmula 1. La suerte le está echando una mano: hacía tiempo que no se veía una temporada con valores tan récord. mucho tiempo dividido entre sus competidores. Incluso la calificación en Bélgica, en la que terminó en sexto lugar, debe leerse como un vaso medio lleno: Vettel y Hamilton, sus principales oponentes por el campeonato, saldrán detrás de él en el inicio de la carrera. Ferrari, que empezó cojeando, le está asegurando un apoyo técnico muy serio. Él está haciendo el resto, incluso inventando algo absolutamente innovador: el piloto total, el piloto del futuro.

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