La extrema derecha triunfa en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Austria. Norbert Hofer, el candidato del Partido de la Libertad (Fpoe), formación xenófoba y antimigrante, ganó con el 36,7%, según datos de la primera proyección. El verde Alexander van der Bellen es segundo con un 19,7% y debería ser el retador al que se enfrentará Hofer en la votación del 22 de mayo. La candidata independiente Irmgard Griss ocupa el tercer lugar con un 18,8%.
Junto al avance de la derecha populista, el dato político más relevante es la derrota de los dos grandes partidos tradicionales, socialdemócratas y populares, protagonistas de la gran coalición que gobierna Austria desde 2007. Tras haberse enfrentado en todas las elecciones presidenciales desde A partir de 1945, las dos formaciones históricas cedieron con estrépito y al unísono, al no lograr llevar a sus respectivos candidatos más allá del 11%.
En Austria el presidente de la República tiene pocos poderes efectivos y desempeña principalmente un papel representativo (es el jefe de las fuerzas armadas, nombra al canciller y, en algunas circunstancias, puede disolver el Parlamento), pero las elecciones generales se celebrarán en 2018 y ayer la Fpoe consiguió su mejor resultado a nivel nacional.
Es en el tema de los migrantes que el Partido de la Libertad ha construido la mayor parte de su consenso. Hofer definió de "fatal" el acuerdo sobre migrantes entre la UE y Turquía y adelantó que su primer objetivo es evitar que Austria se convierta en "tierra de inmigración". No solo eso: para dejar en claro que no bromea, aseguró que -si resulta electo- desafiará al gobierno a menos que se tomen medidas más restrictivas a los migrantes.
Una amenaza que preocupa a Italia, dado que Viena ya ha comenzado a construir una barrera de 250 metros en la frontera del Brennero, donde ayer se produjeron nuevos enfrentamientos entre la policía austriaca y los manifestantes italianos del "no border". El ministro de Asuntos Exteriores, Sebastian Kurz, explicó que la prioridad de Austria es proteger las fronteras exteriores de la UE y subrayó que Viena "se verá obligada a introducir controles en el paso del Brennero" si no logra reducir el número de inmigrantes irregulares de la ruta del Mediterráneo.
