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Atac, la (baja) calidad del servicio aleja a los patrocinadores

La base de subastas para los futuros acuerdos publicitarios de los vehículos de Atac partirá de 20,5 millones de euros, nueve menos que en 2015. El servicio está ralentizado por las frecuentes huelgas y el deterioro del parque de vehículos, las cuentas en rojo y los concursos de acreedores

Atac, la (baja) calidad del servicio aleja a los patrocinadores

Los problemas de Atac nunca parecen terminar. Los patrocinadores están literalmente a la fuga, no dispuestos a invertir en una empresa que ofrece un servicio de mala calidad y puede depender de una flota de vehículos en deterioro. Nadie parece dispuesto a participar en el concurso para la renovación de acuerdos comerciales de espacios publicitarios en los medios de Atac, y la base de la subasta se ha fijado en 20,5 millones de euros frente a los 29 de 2015.

El 27 de septiembre, el Tribunal de Quiebras confirmó la solicitud de convenio concursal de Atac, que acumula deudas por 1,4 millones de euros.

Dada la situación, Atac tendrá que aprovechar los ingresos de los patrocinadores, que están cada vez menos dispuestos a invertir en la obtención de espacios publicitarios en aproximadamente 3000 medios de Atac. La compañía que dirige Paolo Simioni -que ocupa los cargos de presidente, director general y director general- partirá de una base de subasta de 20,5 millones para acuerdos publicitarios durante los próximos 5 años. En 2015 se solicitaron 29 millones. La diferencia entre las dos cifras se explica fácilmente: la baja calidad del servicio ofrecido y el colapso del sistema económico de Roma Capital bajo la placa M5S.

La relación con la empresa francesa IGP Decaux, actual socio de Atac para comerciales en autobuses y tranvías, expiró a fines de septiembre. En 2009 la filial ganó más de 16 millones de euros por publicidad, en 2016 se quedó en 8,3 millones y la situación parece empeorar con los años.

Se suponía que el nuevo plan de publicidad despejaría las calles y fomentaría los comerciales en los autobuses, pero por ahora la idea queda solo en el papel.

“El contexto romano –declaró Simioni– desalienta a los grandes inversores nacionales y sobre todo internacionales”. Y aquí están las palabras de los constantes detractores -a menudo y voluntariamente ciudadanos romanos- de los servicios de la capital. Muy a menudo se trata de denuncias explotadas, pero es necesario darles el espacio que se merecen. La comparación con el Milán ya no existe, demasiada diferencia en términos de eficiencia y velocidad de movimiento. Y para no hacer quedar mal a Roma, mejor no hacer comparaciones con las grandes capitales europeas, sería como disparar a la Cruz Roja.

Simioni solo puede confirmar el estado actual de las cosas: "La disponibilidad efectiva de los medios se ve reducida por problemas operativos, con la consiguiente incertidumbre sobre la posibilidad de realizar campañas publicitarias en los plazos acordados".

Mientras toque el "viernes", los buses quemados en medio de las calles y las largas esperas serán noticia, será difícil hablar de acuerdos comerciales y publicitarios.

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