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Roubini apocalíptico: la deuda italiana es insostenible. ¿Montañas? Más creíble que Berlusconi

Según el economista, licenciado en Bocconi y exalumno de Monti, no hay alternativa para Italia: la única solución es reestructurar la deuda -"Tenemos que recortarla del 120 al 90%"- Roubini reconoce en Monti esa credibilidad que Berlusconi no tiene “incluso si puede desconectar al gobierno cuando quiera” – “¿Equidad? no es la solución"

Roubini apocalíptico: la deuda italiana es insostenible. ¿Montañas? Más creíble que Berlusconi

La deuda de Italia debe ser reestructurada. Y cuanto antes lo hagas, mejor. Esta es la opinión de Nouriel Roubini en un artículo publicado en la edición online del Financial Times. “Cada vez es más evidente – escribe Roubini – que la deuda italiana es insostenible. Esto implica la necesidad de una reestructuración ordenada de la deuda para evitar un incumplimiento desordenado.

En el artículo, Roubini reconoce a su exprofesor de Bocconi, Mario Monti, la credibilidad que no tenía el ejecutivo de Silvio Berlusconi (“que en cualquier caso puede desconectar al gobierno en cualquier momento…”). “Pero es la situación de la deuda italiana la que es insostenible –insiste Roubini–. Una deuda pública igual al 120% del PIB, tasas reales del 5% o más frente a un crecimiento cercano a cero. Se necesitaría un superávit de cinco puntos y no cercano al equilibrio para estabilizar la deuda. Al contrario, pronto subirán los tipos y el crecimiento se volverá negativo: la austeridad impuesta por el BCE y Alemania transformará la recesión en una depresión”.

La receta de Mister Doom es drástica. “Italia necesita urgentemente recortar su deuda pública del 120 al 90% del PIB”. Para obtener este resultado, dice Roubini, se puede proponer a los acreedores una doble fórmula: o bien la prórroga de los vencimientos de la deuda sin modificar el nominal. En este caso, los bancos acreedores podrán llegar al vencimiento sin tener que modificar el valor del activo en el balance. Para quienes no acepten esta solución, se puede proponer un recorte del 25 por ciento.

Según Roubini, no hay alternativas. Incluso si el BCE fuera llamado a desempeñar el papel de prestamista de última instancia, la crisis no podría terminar. De lo contrario. Todos los acreedores de Italia, una vez que hayan identificado una entidad dispuesta a comprar bonos italianos a los niveles actuales, se apresurarían a exigir el reembolso de los 1.900 millones de la deuda italiana.

El profesor de la Universidad Stern tampoco convence con la cifra patrimonial, tanto por el efecto que tendría sobre la demanda interna (tres puntos del PIB de aumento de la carga fiscal durante diez años), como porque es mejor que los prestamistas internacionales se repartan los costes de la reestructuración también (40% de la deuda).

El problema sigue siendo la falta de crecimiento de la economía italiana, junto con la menor competitividad y el déficit de cuentas comerciales. “Pero esto – concluye seráficamente Roubini – requiere una depreciación real que podría consistir en la salida de Italia y otros países del euro”. Esperemos que Roubini se equivoque esta vez. Ya sucedió.

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