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Alitalia en la tormenta: alerta roja en las cuentas, trifulca entre los miembros y en la semana el CEO Ragnetti

Lejos de ser italiana, esta vez la campaña electoral se ha olvidado de Alitalia por el evidente naufragio del consorcio italiano convocado por Silvio Berlusconi tras haber descarrilado -junto a la CGIL- la boda con Air France -Ahora la compañía está en desorden: las cuentas están en rojo fuerte, los socios están discutiendo por todo y el CEO Ragnetti será liquidado durante la semana

Alitalia en la tormenta: alerta roja en las cuentas, trifulca entre los miembros y en la semana el CEO Ragnetti

Todavía parece oírse las campanas desafinadas del espíritu italiano que sonó en la campaña electoral de hace cinco años en la que Silvio Berlusconi -envalentonado por la increíble asistencia de la CGIL que había rechazado la boda con Air France- hizo la tricolor Alitalia uno de sus puntos de Fuerza. Berlusconi ganó las elecciones y convocó a un consorcio italiano de "valientes capitanes" liderado por Roberto Colaninno y Corrado Passera para salvar a Alitalia. Tras el desquiciado rechazo al matrimonio entre Alitalia y Air France, provocado por la CGIL y montado por Berlusconi, el consorcio italiano era la última alternativa a la quiebra. Pero el milagro del relanzamiento siempre ha quedado en una quimera y en Alitalia las cosas nunca han ido como esperaban los nuevos accionistas: la competencia despiadada de los trenes de alta velocidad, el recrudecimiento de la recesión, el alto precio del petróleo y, finalmente, la el final del monopolio de Alitalia en la rentable ruta Roma-Milán ha arruinado los XNUMX planes para un renacimiento.

Ahora todo lo que queda es recoger las piezas. El consejo de administración de Alitalia aprobará mañana el proyecto de presupuestos 2012 que, pese a algunas operaciones cosméticas, dejará las cuentas en rojo intenso y un déficit de gestión superior a los 200 millones. La consecuencia será el cambio de dirigencia y la traumática expulsión de Andrea Ragnetti después de tan solo un año. Pero, más allá de las preocupaciones sobre el presupuesto, es la lucha constante entre los accionistas y la oscuridad total sobre las estrategias lo que alarma.

Tarde o temprano será inevitable que Air France se presente en la mesa como ganadora y haga una oferta baja para absorber toda la empresa que hace diez años –si no se hubiera interpuesto el corporativismo de los sindicatos (Anpac y Cobas antes y CGIL después) y la miopía de los políticos (An a la cabeza)- podrían haber negociado una ventajosa alianza con los franceses, como había intentado hacer Francesco Mengozzi, el único CEO que logró que Alitalia volviera a entrar en el mercado. negro y que no por casualidad fue expulsado por políticos de centro-derecha. Pero los franceses están esperando astutamente en la orilla del río y están pensando por ahora en volver a encarrilar sus presupuestos bajo la atenta guía de ese gran gerente que es Jean-Cyril Spinetta. Lo más probable es que aparezcan a finales de 2013, cuando la situación política italiana también quede clara tras las elecciones de hoy y de mañana. Mientras tanto, Colannino e Intesa Sanpaolo se encargan de frenar las ambiciones de los árabes de Etihad.

Por ahora, Alitalia está en la niebla absoluta: las cuentas lloran y para evitar la ampliación de capital, la pendenciera asamblea del viernes no pudo hacer más que votar un apoderado para un préstamo de accionistas que debería traer un tiro en el brazo de unos 120 millones en vacío. arcas de la empresa. Pero es en estrategia, alianzas y liderazgo donde la división entre los accionistas se vuelve particularmente preocupante, muchos de los cuales están ansiosos por aprovechar el fin del bloqueo para vender su bloque de acciones. En los próximos días pagará el precio el actual director general de Alitalia, Andrea Ragnetti, quien será despedido después de apenas un año al final de una experiencia desastrosa. Pero incluso sobre su sucesor la niebla sigue siendo espesa: provisionalmente sus poderes serán encomendados al vicepresidente Elio Catania. Para el futuro veremos, pero la agitación no ha terminado.

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