Comparado con el pasado el número de mujeres en el poder ha aumentado. Esta es una buena noticia a pesar de que el incremento cuantitativo no va acompañado de tantas mejoras desde el punto de vista cualitativo. ¿Qué significa? Que cuanto más calientes están los asientos, más importantes son, menos mujeres se encuentran ocupándolos.
Para testificar es el dossier “Find the intruder” creado por el observatorio cívico Openpolis quienes analizaron la presencia femenina dentro de las instituciones tratando de esbozar un cuadro completo.
Del análisis realizado resulta que, en términos porcentuales, las mujeres que ocupan escaños en los parlamentos italiano y europeo representan el 30 % del total. Un porcentaje que va en aumento en los órganos de gobierno de las administraciones locales.
Además, en 2016, por primera vez en la historia, las mujeres también conquistaron un espacio importante en el mundo de la economía y las finanzas, donde alcanzaron el 30% de los puestos en los consejos de administración de empresas que cotizan en la bolsa italiana.
Desde un punto de vista numérico, por lo tanto, hay una mejora y parece ser bastante constante. Sin embargo, el problema surge cuando analizamos el tipo de cargo que ocupan las mujeres. Es precisamente en este punto cuando, a partir del estudio de Openpolis, observamos lo que los analistas han denominado una doble vía: "por un lado, las mujeres aumentan, por otro cuanto más alto miras, más raras son las tareas conferidas a las mujeres”.
Y es un fenómeno integral que concierne a la política, las instituciones y las finanzas. ¿Algún ejemplo? Las eurodiputadas representan el 37% de la asamblea para ser exactos, pero si se miran las demás instituciones de la Unión, las que toman las decisiones fundamentales sobre las líneas políticas y económicas del viejo continente, el porcentaje se derrumba: en el consejo europeo, las mujeres son solo 4 de 28: 14,29%, en Ecofin, el Consejo de Economía y Finanzas, donde las mujeres son 3 de cada 28 (10,71%) mientras que el punto más bajo se alcanza en el Consejo de Asuntos Exteriores donde se llega incluso a 1 mujer de 28 miembros: el 3,57% del total.
(Fuente: Openpolis)
Pero el problema no atañe sólo a las instituciones europeas y sus órganos, sino también a las finanzas y sobre todo a las sociedades cotizadas donde las mujeres han pasado a ocupar 687 puestos en los consejos de administración y órganos de control desde los 170 de 2008. En términos porcentuales, pasamos de 5,9 a 30,3% del total. “Hace tan solo unos años la situación era desoladora -señala el observatorio- pero la mejora se debe a la obligación introducida por la ley 120/2011 de aumentar progresivamente el número de nombramientos de mujeres en los órganos de administración y control de las sociedades cotizadas”. Las mujeres están comenzando lentamente a hacerse espacios fundamentales para sí mismas en un mundo cerrado como el de las finanzas. Sin embargo la cumbre todavía parece descartada: hay 17 directores generales, solo el 2,5% de figuras femeninas, mientras que las presidentas o presidentas de honor alcanzan el 3%.
“De hecho, los roles no ejecutivos, es decir, los de control sobre la gestión, están creciendo –señala Openpolis–. En el 68,56% de los casos se trata de consejeros independientes: figuras no vinculadas a los directores ejecutivos ni a los accionistas, llamados a supervisar en el único interés de la sociedad”.
(Fuente: Openpolis)
