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2015: Escape de Shanghái. La manufactura vuelve a Estados Unidos tras el paréntesis chino

por Marco Masciaga – Después de décadas de mover la producción hacia el este, algunas empresas estadounidenses están cambiando de opinión. Según Boston Consulting Group, en cinco años la brecha salarial con Pekín ya no será tan grande como para justificar la deslocalización en determinados sectores. En beneficio de México y estados de bajo costo como Mississippi.

2015: Escape de Shanghái. La manufactura vuelve a Estados Unidos tras el paréntesis chino

Pregúntele a un indio qué forma tiene la Tierra y, citando el best-seller de Thomas L. Friedman, probablemente le dirá que el mundo es plano. Haga la misma pregunta a un chino y es posible que le digan que es redondo. Prueba de ello es que, a fuerza de empujar sus producciones hacia Oriente, las empresas americanas las están viendo reaparecer a sus espaldas, más o menos en el mismo punto de partida.
La confirmación de lo que podría ser una tendencia para los próximos años y no el replanteamiento ocasional de alguna empresa quemada por los costos ocultos de la globalización viene de una reciente investigación realizada por Boston Consulting Group (Bcg) según la cual dentro de unos años un Una serie de factores contribuirán al regreso a Estados Unidos (y México) de algunas de las producciones que antes se habían trasladado a China. Alguien como Caterpillar (máquinas excavadoras) y Ncr (cajeros automáticos) ya han comenzado. Sin embargo, el proceso parece destinado a detenerse en el continente americano. Nada por el momento sugiere un retorno significativo de la producción en Europa, donde los costes laborales son demasiado altos, los márgenes de crecimiento de la productividad son demasiado bajos y la población en edad de trabajar se está reduciendo demasiado rápido, dice la consultora en resumen.
El primer factor destinado a hacer oscilar el péndulo de la producción a bajo costo hacia Occidente está representado por la evolución de los salarios en China. Según las previsiones de BCG, en 2015 el coste total de un trabajador chino, incluyendo por tanto no sólo impuestos y cotizaciones sino todo lo que gasta la empresa para ponerlo en condiciones de trabajar, será el 17% de un estadounidense (4,4 dólares por hora contra 26,1), contra 9% en 2010. Si parece poco, es bueno tomar en consideración las alternativas disponibles. Si las predicciones de BCG resultan correctas, en 2015 un trabajador mexicano costará 3,6 dólares la hora, o el 14% de un estadounidense y 80 centavos menos que su colega (o en este punto quizás sea apropiado decir competidor), el chino. Y la productividad de Beijing no está creciendo a tasas que permitan esterilizar los aumentos salariales. Ni siquiera es necesario imaginar un escenario -aunque no improbable- de costos de transporte al alza impulsados ​​por la recuperación global, para ver las ventajas de la deslocalización a México frente a la de China. A lo que habrá que añadir otros, explica Stefano Siragusa, socio & director general de BCG además de coautor del estudio, como "una logística más sencilla, la posibilidad de sortear los puertos americanos cada vez más congestionados, las ventajas de trabajar en el misma zona horaria con personas con una cultura menos extraña y un idioma nativo que el chino y más familiarizados con el inglés. Sin mencionar el mayor respeto por la propiedad intelectual que existe en México en comparación con China”.
Un cuadro al que se sumará el progresivo debilitamiento del dólar frente al yuan y algunas de las secuelas de la crisis en la economía estadounidense, como los incentivos para que las empresas no abandonen el país ni regresen a él y la menos margen de maniobra en las negociaciones sindicales. Según BCG, en Estados Unidos los beneficiarios de la menor competitividad de China serán sobre todo un estado como Mississippi (pero también Carolina del Sur y Alabama) donde, gracias a salarios más bajos que en el resto de la Unión, el diferencial con los salarios en el La región china del delta del Yangtze (una vez que se tiene en cuenta la menor productividad china) será pequeña: 23,44 dólares por hora contra 16,21. La vuelta a Occidente de determinados procesos (automoción, máquina-herramienta y en general producciones con contenido ingenieril y mecánico) a Occidente, como se ha dicho, no debería preocupar a Europa. No sólo por las conocidas razones salariales y de flexibilidad, sino por una cuestión demográfica. En 2050 en Italia, Alemania y Francia los porcentajes de población mayor de 65 años serán los siguientes: 33,3%, 32,5% y 26,9% (más que el actual Japón, una nación "anciana" por definición) con inevitable impacto en la productividad. En EEUU en 2050 el porcentaje no debería superar el 21,6%. Incluso en términos de deslocalización a países menos distantes que China, Europa parece estar en una posición débil en comparación con Estados Unidos. Según Siragusa, en el sur de la UE no existe un equivalente a México, sino una serie de países políticamente menos estables y con menores tasas de educación que no se prestan tan bien a la deslocalización. Si no fuera por aquellas empresas dispuestas a mover un poco su gestión además de la producción. A unos costes que, sin embargo, no suelen ser desdeñables.

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