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Rugby, 6 Naciones: Inglaterra, Irlanda y Gales vuelan

Italia resistió una hora, luego la furia inglesa se extendió y venció a los Azzurri por 30 puntos - En Dublín, Irlanda venció a Francia al final del partido más equilibrado de la segunda jornada - El factor casa no fue suficiente para Escocia, sin embargo midiendo desde Gales.

Rugby, 6 Naciones: Inglaterra, Irlanda y Gales vuelan

El segundo día del Seis Naciones concluyó el domingo por la tarde en Murrayfield en Edimburgo, lo que proporcionó el escenario para una Escocia aún más convincente que la semana pasada. Sin embargo, el factor público no fue suficiente para que los Clubes de Escocia derrotaran al Ejército Rojo de Gales, que sufrió, luchó y finalmente ganó 26-23. Inglaterra, en cambio, hace temblar su templo durante casi un cuarto de hora bajo los embates de una Italia sin precedentes. Sin embargo, el hechizo duró poco y el partido terminó 46-17 para las rosas rojas. El partido más equilibrado fue el que disputaron Irlanda y Francia en Dublín, donde los duendes verdes obligaron a los gallos del otro lado del Canal a seis faltas, todas ellas colocadas por el redescubierto pie de un Jonathan Sexton, infalible aunque muy marcado en la cara por el ogro Bastardeau. Termina 18-11 para el equipo local, que termina en defensa aplastado por las oleadas francesas que, sin embargo, solo rompen la línea de Irlanda una vez.

Inglaterra-Italia 

Algo más de diez minutos de paraíso italiano y una noche de oscuridad para los ingleses antes de que el partido vuelva a lo esperado. Los ingleses entraron dormidos al campo, fallaron pases y posicionamientos, casi diez entradas fallidas en apenas doce minutos, un ensayo concedido y un jugador fuera por una lesión en la cabeza. Precisamente de ese golpe, los maestros del rugby despiertan y empiezan a encarrilar el partido, terminando la primera parte por delante. A partir del sexagésimo despegan. Italia observa, junto con el entrenador Brunel, quien inexplicablemente tarda en insertar los injertos desde el banquillo, mientras que los ingleses cambian la mitad de su equipo en el minuto 65. De nada sirven los tres goles marcados en el templo del rugby si no son unos cuantos titulares periodísticos. 

Lo único bueno de la escuadra italiana son los jugadores jóvenes y nuevos, que pocas veces se utilizan en segunda instancia. Los medios aclamaron al debutante Bisegni, que en apenas siete minutos logra cobrar el hueco que favorece el segundo gol del excelente Morisi -y también, todo hay que decirlo-, algunos errores en su mano. Perfecto, como decíamos, el central Luca Morisi, autor de dos goles y de un partido impecable, que en un partido perdido por casi treinta puntos significa mucho. No en vano, Morisi se insertó, junto a la excelente segunda línea Biagi y la habitual Parisse, por la BBC en el XV ideal de la segunda jornada del Seis Naciones. En resumen, algunas partes fueron buenas, el todo fue malo, la dirección en la tribuna fue terrible. 

Irlanda-Francia 

Irlanda ha vuelto a ser lo que siempre fue, sobre todo en la plantilla. Jonathan Sexton regresa tras una larga ausencia por lesión, y se hace oír firmando todos los puntos irlandeses -incluso acumulando algunos puntos franceses en la cara (gracias al pívot Bastardeau, que también fue duramente golpeado en al menos uno de los numerosos enfrentamientos con los irlandeses 10). Vuelven también los zagueros Sean O'Brien y Jamie Heaslip, fundamentales en la arquitectura de juego irlandesa. 

En la final, Heaslip recibe un rodillazo insensato y voluntario del francés Pape, quien probablemente será severamente sancionado por la International Board. El partido se desarrolló en equilibrio durante toda su duración, con Francia fallando solo en conceder tiros libres a Irlanda, todos convertidos puntualmente en puntos por Sexton. Solo los gallitos llegan al gol en la final, sin mover mucho el marcador, que se queda en 18-11 para los anfitriones. 

Escocia-Gales 

Escocia se confirma como la revelación del torneo, imponiendo ritmo y marcando durante buena parte del encuentro. No es una herejía decir que la derrota por 23-26 se debe en gran parte a graves errores arbitrales. Así es, hasta en el rugby se puede hablar mal del arbitraje, sobre todo cuando altera el equilibrio del partido que se supone debe dirigir. Dos veces, por ejemplo, Escocia alcanzó la meta y no quedó claro de inmediato si el jugador había logrado o no aplastar el óvalo contra el suelo según el reglamento. 

Pues bien, en ambas situaciones el árbitro no solicitó la intervención del TMO (oficial de partido televisivo) estableciendo a priori, fuera de la acción, que el escocés no había llegado a su destino. Si a esto le sumamos que, sobre todo en la final, cada vez que los escoceses se enfrentaban a los 5 metros galeses, cometían sistemáticamente algunas faltas, desde fuera de juego, manos en el ruck, entradas laterales. En resumen, Gales gana, pero Escocia fue agraviada y mereció la victoria para uno de los mejores equipos de su historia. 

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