comparte

F1, Alonso contra las matemáticas fáciles

El mundial se decidirá en los últimos 300 km de ondulaciones repletas de escollos del circuito de Interlagos, en Brasil -el domingo a las 17 se disputará el gran premio que otorgará el 63º título de Pilotos de la historia- ¿Vettel o Alonso? Matemáticas, datos técnicos, cálculo de probabilidades e incluso la Cábala dirigen la respuesta hacia el campeón alemán.

F1, Alonso contra las matemáticas fáciles

Esta Fórmula 1 es bizarra: 19 Grandes Premios a sus espaldas, más de 5.700 kilómetros recorridos por una banda de medias frenéticas a vertiginosas, y todo se decidirá en los últimos 300 km de ondulaciones repletas de escollos del circuito de Interlagos, un suburbio de São Paulo en Brasil. Esto es para otorgar el título de Pilotos: el título de Constructores está firmemente en el bolsillo de Red Bull, y por tercer año consecutivo. Una cifra que habla por sí sola y que da crédito al proyecto de largo alcance del bibiólogo austriaco Dieter Mateschitz (en 2004 Red Bull se llamaba Jaguar, y pese al blasón su balance en los Grandes Premios había sido cercano a cero) y a su grupo de trabajo, con énfasis sobre todo en el genio técnico Adrian Newey que ya había demostrado su valor excepcional en equipos como Leyton House, Williams, McLaren. Y que la propia Ferrari, de paso, estuvo a punto de hacer papeles falsos para asegurarse, chocando las narices con la resistencia del entrenador inglés y su familia, demasiado aficionados a las tradiciones del Canal.

Está muy claro el punto de por qué una competición larga y de marca con un peso específico superior a un Red Bull ha llegado al último episodio para asignar el título más valioso. Al comienzo del campeonato, Red Bull no fue superior, contradiciendo una clara tradición en las últimas dos temporadas. Mérito o culpa de unos cambios normativos que habían ganado algunas de las mejores armas del bienio 2010-2011. Luego la recuperación, a través de una auténtica reinterpretación del monoplaza realizada carrera a carrera. Y no sin algunos problemas de fiabilidad técnica achacados más al ingeniero de Renault (el famoso alternador…) que al equipo, llegamos al sensacional dominio puesto en la pista a partir de finales de septiembre, con Sebastian Vettel ganando un GP a ráfagas como durante al menos la primera mitad de la temporada, el Mundial nunca había autorizado.   

A finales de septiembre, sin embargo, Fernando Alonso estaba en lo más alto del campeonato. Cuyo Ferrari claramente no fue, y no es, el mejor monoplaza del año. Había mejorado mucho, en el periodo mayo-junio, alcanzando su tercera victoria el 22 de julio en Alemania, quizás el éxito más claro (es decir: sin lluvia ni mala suerte ni errores ajenos) de la temporada roja. A partir de ahí, sin embargo, el desarrollo del F2012 ha sido embalsamado. Y de poco sirvieron los esfuerzos realizados en octubre, con el equipo de Maranello de nuevo metiendo la cabeza en el túnel de viento (de otro, porque el de Cavallino parece obsoleto) y en el taller. Pero particularmente en las carreras en el Este entre finales de septiembre y finales de octubre, Ferrari y Alonso descendieron cada vez más en términos de rendimiento absoluto. Ante ello, se exaltó en la clasificación, donde el campeón de España sufrió cada vez más y con la curiosa concomitancia de una recuperación, en cambio, de su compañero Felipe Massa que, tras más de dos años en la sombra, incluso bochornoso, acaba de volver a nivelar valores. .

Pero ahora estamos en el día de hoy. Estamos en Interlagos, el GP de Brasil, en pista el sábado a las 17 h para una sesión de clasificación especialmente importante y el domingo a la misma hora para la carrera que otorgará el 63º título de Pilotos en la historia del campeonato mundial. ¿Vettel o Alonso? Matemáticas, datos técnicos, cálculo de probabilidades y hasta la cábala dirigen la respuesta hacia el campeón alemán: el campeón del mundo más joven de la historia (2010, cuando le arrebató este particular cetro a Lewis Hamilton que acababa de desfilarlo de manos de Alonso dos años antes) y hoy a un paso de convertirse en el tricampeón más joven de la historia, eclipsando la fama de personajes como Fangio y Stewart, Brabham y Lauda, ​​Piquet y Prost y Senna… Todo para reiterar que Vettel no es cualquiera; pero tampoco Alonso, que literalmente hizo milagros este año. Su Ferrari, como se suele decir, es un paso atrás. Pero nunca ha hecho nada malo, siempre ha exprimido al 101% un coche que a veces se quedaba sin aliento, al mismo tiempo que ha conseguido motivar a un equipo que ha vuelto este año a cotas de excelencia en cuanto a estrategia, táctica. , capacidad de respuesta y precisión.

Todo esto, sin embargo, puede no ser suficiente para Interlagos. Porque llegando al menos cuarto Vettel será campeón de todos modos, sea cual sea la actuación de Alonso. Y no está claro cómo se le puede escapar ese objetivo, salvo que existan concomitancias externas como errores macroscópicos, suyos o del equipo, o hechos trascendentales en materia meteorológica. En este sector, sin embargo, podría haber esas lluvias que en Brasil ya han dado escenarios apocalípticos en el pasado, fuentes de errores irreparables en casi cada esquina, en cada frenada. Efectivamente, los pronósticos hablan de chubascos para el domingo, que por esos lares fácilmente se transforman en tormentas. Y precisamente por esta característica de Interlagos a finales de otoño (casi verano austral), la última actuación del campeonato ya nos ha dado cambios de escena de este tipo...    

Revisión