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Contra la crisis: microcrédito y emprendimiento social

Según dos informes impulsados ​​por Unioncamere, el microcrédito, que creció en 2011 un 42% respecto a 2010, con 106,6 millones de euros comprometidos, permitió financiar a 55.000 sujetos y atender indirectamente a muchos de los cinco millones de sujetos que forman los usuarios de el mundo sin fines de lucro.

Contra la crisis: microcrédito y emprendimiento social

Fuerte crecimiento del microcrédito durante los años de la crisis. Así lo sabe Unioncamere, que en dos reportajes presentados en Roma, fotografía la importancia adquirida por el canal de los microcréditos y la importancia de las iniciativas surgidas a través de él.
Según la información difundida, en 2011 se lanzaron 216 programas de microcréditos en Italia, con préstamos desembolsados ​​un 42% más que el año anterior (106,6 millones de euros frente a 75,2 en 2010). Los beneficiarios fueron más de 55 sujetos con un importe nominal medio de los nuevos préstamos concedidos igual a 9800 euros, ligeramente superior a la misma cifra referida a 2010 (9500 euros).

La relevancia del microcrédito debe apreciarse tanto en términos sociales como económicos. De hecho, en un periodo de contracción del crédito y recortes de bienestar impuestos por los objetivos de contención de la deuda pública, dando vida a muchas empresas que forman parte del variopinto mundo sin ánimo de lucro, el microcrédito ha jugado indirectamente un papel como instrumento para contrarrestar los efectos de crisis economica.
Los más de 120 operadores económicos que, con distintas formas organizativas y distintas denominaciones sociales, componen el universo del Tercer Sector en Italia, han dado respuesta a las necesidades de 5 millones de usuarios, sobre todo en los ámbitos de la previsión social, la salud, la educación y la empleo directo de personas en condiciones desfavorecidas, cubriendo también una importante función económica, con 380 empleados (además de un estimado de 70 voluntarios).
Diciéndolo en palabras de Ferruccio Dardanello, presidente de Unioncamere: "La ausencia de recursos ha llevado al mundo solidario a jugar un papel tanto económico como social: así nacen y se desarrollan experiencias como el microcrédito y la empresa social, que doblar las finanzas y las ganancias para apoyar a las familias, el empleo y el microemprendimiento”.

En cuanto al impulso a los emprendedores, el 56% de los programas de microcréditos se dirigieron a la creación de empresas, facilitando el nacimiento de 5.685 nuevas empresas, gracias a préstamos por un importe superior a los 83 millones de euros.
Un aspecto particularmente valioso y no obvio de la empresa social es la alta propensión a la innovación. En 2010 casi un tercio de las empresas declararon haber introducido innovaciones (31%); en concreto, más de una empresa de cada cinco ha optado por concentrar su impulso innovador en cuestiones organizativas, de suma importancia en actividades de este tipo, fuertemente orientadas a la utilización de mano de obra.

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