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Bancos: la Comisión de Investigación, Visco y los corsarios del populismo

La comisión parlamentaria de investigación del sistema bancario no es ni siquiera un pariente lejano de las prestigiosas comisiones del pasado pero, creada unos meses antes de las elecciones, sólo corre el riesgo de convertirse en un absurdo "tribunal popular", impulsado por el partido transversal de populismo, poner acusa al gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco

Bancos: la Comisión de Investigación, Visco y los corsarios del populismo

Salvo las felices sorpresas del aplazamiento, los trabajos de la Comisión de Investigación del Sistema Bancario deberían comenzar a fines de este mes de septiembre, lo que ya promete ser una oportunidad perdida para acometer, en el necesariamente no corto tiempo requerido, un análisis en profundidad examen del funcionamiento del sector bancario y de las causas profundas, tanto regulatorias como de comportamiento, que con el tiempo han llevado a los desastres bancarios más recientes. En efecto, parece que debido a los cortos tiempos previstos para el trabajo de la Comisión, las prácticas que siempre han marcado la sucesión de trabajos de las más prestigiosas comisiones de investigación o simples investigaciones del pasado serán forzosamente desestimadas.

Es evidente que tales prácticas no fueron conocidas o no fueron adecuadamente consideradas por los dos presidentes de la Cámara y del Senado durante las reuniones de los jefes de grupo que fijaron el cronograma de trabajo parlamentario. En cambio, se ha olvidado que en el campo de la legislación de los mercados financieros y crediticios, en las últimas décadas las mejores Comisiones han producido un valioso material cognitivo para un conocimiento más profundo de los fenómenos investigados y de las importantes repercusiones sobre los nuevos las normas que adoptará el Parlamento; pero esto requirió mucho tiempo y decenas de reuniones.

Es cierto que los parlamentarios más informados todavía recuerdan hoy, solo para mencionar las comisiones más famosas y productivas de la llamada Primera República, la comisión de investigación sobre la libertad económica en Italia que desarrolló su trabajo en los años 1963-64 y que sentó las bases para revisar el contexto competitivo vigente en Italia; la comisión del caso Sindona (1980-1982) que sentó las bases de una nueva legislación para los mercados financieros y de valores en particular; la comisión de operaciones de Consob (años 1983-1984) que condicionó la reforma de los servicios de inversión realizados por operadores multifuncionales, etc.

La consulta de los numerosos volúmenes producidos confirma que era una práctica común operar durante un período de tiempo no menor a dos años. Tiempo necesario para los llamados interrogatorios y las llamadas audiencias (una veintena en promedio) y los representantes de las asociaciones (ABI a la cabeza) y las autoridades de control; por ejemplo, Guido Carli en el caso Sindona, Franco Piga, Paolo Baffi y Guido Rossi en el caso de la investigación de las operaciones de Consob.

Sorprende, pues, cómo se ha constituido una nueva comisión de investigación cuya vida ya se puede medir en unas pocas semanas de trabajo, dados los compromisos de casi todos los parlamentarios de estar presentes en la sala, so pena de no aprobar las leyes. Pero hoy, el viento electoral vuelve a soplar con fuerza en las velas de los barcos corsarios del partido populista transversal que ven una oportunidad demasiado tentadora como para no desaprovechar la de crear protagonismo a través de la Comisión de Investigación Bancaria. Como escribí en mi blog el 15 de julio de 2017 en FIRSTonline, temía, dado el tono del debate parlamentario en ese momento, que la recién creada Comisión Bancaria de Investigación se convertiría en un "tribunal popular" con un solo acusado: el gobernador del Banco de Italia Ignazio Visco: sospechoso, aunque en ausencia de las pruebas que debe reunir la Comisión de Investigación en el curso de todos sus trabajos, para formular su juicio final en la prueba establecida de no haber supervisado adecuadamente el fechorías de los bancos. Cabe agregar que, según los antecedentes de los periódicos, Ignazio Visco no es bienvenido y notoriamente detestado por Matteo Renzi, a quien le gustaría tener a uno de sus socios y sí hombre al frente del Banco de Italia.

En este amargo contexto político, ante las intenciones del presidente Mattarella y del primer ministro Gentiloni de confirmar a Visco al frente del Banco de Italia, hay quien confía en su espontáneo llamado "paso atrás": tras el revuelo de su audiencia que se anuncia al principio de la obra y no al final. De hecho, no es casualidad que el honorable Ettore Rosato, jefe del grupo PD en la Cámara de Diputados, en su entrevista con el Corriere della sera la semana pasada, más o menos conscientemente indicara el camino para el "paso atrás": el primero de todo, la comisión tendrá que “escuchar al Gobernador del Banco de Italia Ignazio Visco” (…) Visco también debe echar una mano en cómo enmarcar las obras”. Una solicitud singular es pedir ayuda al presunto delincuente para organizar el juicio; pero el viento de las elecciones va inflando cada vez más las velas.

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