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AUTOMOCIÓN-La Fórmula 1 no puede prescindir de Ferrari y viceversa: los mensajes de Montezemolo

El mundo de los Grandes Premios se encuentra en una encrucijada: el ultimátum del presidente de Ferrari deja claro que es hora de volver a discutirlo todo porque la F.1 no puede vivir sin los Rojos de Maranello pero ni siquiera lo contrario está de pie. Es hora de un punto de inflexión – ¿Qué quiso decir Montezemolo?

AUTOMOCIÓN-La Fórmula 1 no puede prescindir de Ferrari y viceversa: los mensajes de Montezemolo

Tras veinte años de presidencia y una serie de récords deportivos y de mercado, del Libro Guinness de los Récords, Luca di Montezemolo puede permitirse hablar de la 'su' Ferrari tener la certeza de ser creído. O al menos para ser juzgado como totalmente creíble. Sigámoslo, pues, tratando de interpretar los segundos sentidos de la entrevista concedida el pasado fin de semana a los micrófonos de Radio Rai.

Más que una entrevista, en realidad. Una serie de mensajes no demasiado transversales, tanto que más de un comentarista los ha definido como un ultimátum. En el Fórmula 1sobre todo

En pocas palabras: tres condiciones para que el Cavallino Rampante siga compitiendo en carreras de Gran Premio. En pocas palabras: más límites a la investigación aerodinámica y un freno menos contundente a las pruebas, actualmente prohibidas tras la resaca que en los años 90 había convertido el mundial en un tiovivo continuo en la pista: carrera-prueba-carrera-prueba- carrera… Con la inevitable escalada de costos para organizaciones de equipos dobles y triples, personal exagerado. Pero hoy, con la prohibición casi absoluta de probar entre un Gran Premio y otro, cualquiera que comience la temporada con una marcha extra es casi imposible de alcanzar. Y empezar la temporada con ventaja técnico-tecnológica es un milagro que Ferrari no consigue hacer desde la época dorada de la epopeya de Schumacher: máximo 2005, en definitiva.

Luca di Montezemolo pide a gritos otras innovaciones. Me gustaría el tercer coche para los grandes equipos, tal vez suministrados a equipos menores que saldrían así a la pista con medios técnicos decentes, no los a veces visiblemente inadecuados recientemente desplegados por los diversos Vírgenes (a pesar de los miles de millones iniciales, luego retractados, por el magnate Richard Branson), Loto, Hrt.

También se opone a la idea de reducciones arquitectónicas para motores. “¿Qué hacemos con los motores de 4 cilindros?”, tronó. “Somos Ferrari: no un fabricante de motocicletas”. Todo muy lógico. Y, francamente, no solo desde su púlpito casi sagrado como presidente de un equipo que ha corrido y sobre todo ganado más que nadie, desde antes que nadie, con más glamour y atractivo mundial que nadie.

Pero vayamos más allá de las solicitudes, o demandas, o ultimátums. La pregunta es otra: ¿Puede realmente Ferrari pensar en un futuro sin Fórmula 1? La respuesta es no. Lo mismo sucedió hace 25 años: era 1986 y Enzo Ferrari, luchando con el poder político de los GP por cuestiones de turbo y costos, logró crear un monoplaza para la Fórmula Indy, que en ese momento tenía un atractivo creciente incluso fuera de la Estados Unidos Unidos. Fue un farol. Probablemente nadie cayó en la trampa, pero esos pies puntiagudos le valieron al Drake una mayor consideración por parte de la asamblea de los equipos ingleses entonces dominantes. Es un farol incluso hoy, porque Ferrari ya no sería Ferrari sin los GP. Dejar de competir con ellos es dejar de esperar ganarlos, o perseguir el resorte número 1 que ha hecho de Ferrari algo único e irrepetible en el panorama mundial del automóvil y del deportivo. Más: pasión y encanto.

Todo el mundo lo sabe: dentro y fuera de Ferrari. Lo sabe el poder deportivo y lo sabe Bernie Ecclestone, el dueño un poco escondido y piloto muy evidente de la F1 durante muchos años. Pero dado que incluso el Circus no puede prescindir de los Rojos, entonces algo debe cambiar.. Y será cambiado. En un mundo automotriz que se contrae en todas las latitudes, incluso los presupuestos de Ferrari, aunque muy prestigiosos, ya no pueden esperar las expansiones geométricas de los primeros 15 años del presidente Montezemolo. Pero lo mismo ocurre con la F.1, a pesar de los terrenos de caza siempre nuevos en China e India, Singapur y Corea. Y sin Ferrari, sin su atractivo muy transversal, especialmente para los entusiastas neófitos, el panorama se volvería aún más gris.

Ecclestone, siempre él, lo sabe bien. Los acuerdos económicos preferenciales con el Cavallino hace unos años son muestra de ello, y han tenido la desagradable consecuencia de debilitar la congregación de equipos británicos siempre dispuestos a hacer 'su' F.1, privando así a Bernie y sorteando su voracidad en términos de reparto de utilidades. Todo apunta a que volverá a terminar así esta vez. Algo va a cambiar a nivel técnico-deportivo, permitiendo así a los reds compensar con mayor facilidad un resultado negativo, tras cuatro temporadas sin título de Pilotos y tres sin Campeonato de Constructores.

Los ultimátum del presidente rojo fueron estos: mucho más que el que le lanzó a Felipe Massa, esperado en 2012 nuevamente por su desempeño como piloto de Ferrari, de lo contrario tendrá que hacer las maletas. En juego está el futuro de Ferrari, atado en triple hilo con su capacidad de ganar, de alimentar los sueños. Y muy paralelo también con el futuro encanto de la propia F.1. Quién no podrá permanecer indiferente ante este grito previo al combate.

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