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UN ECONOMISTA / UNA IDEA – Aquí está el Momento Lehman, acuñado por Chinn y Frieden: nos abruma a todos

UN ECONOMISTA/UNA IDEA – El término acuñado por Chinn y Frieden en “Lost Decades: the making of America's Debt and the long recovery” simboliza a la perfección el tsunami económico y social que devastó bancos, empresas y consumidores cuando la burbuja alimentada por la deuda y especulaciones a las que nos acercamos peligrosamente. ¿Pero quién pagará?

Se ha añadido un nuevo término al vocabulario de los economistas, además del de finanzas Ponzi acuñado por Hyman Minsky para describir la posición financieramente insostenible de un operador (como Charles Ponzi en la década de XNUMX o, más recientemente, Bernie Madoff) que paga intereses de deudas anteriores contrayendo siempre nuevas deudas. El Momento Lehman, por otro lado, connota una situación de pánico generalizado y sistémico resultante de un aumento descontrolado de la deuda pública y privada que alimenta la especulación en los mercados de valores e inmobiliarios, inflando una burbuja que luego estalla inevitablemente, abrumando a bancos, empresas y consumidores

En Europa estamos asistiendo a una repetición de lo ocurrido en Estados Unidos entre 2001 y 2007, culminando con la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008. Desde hace una década algunos países periféricos de la eurozona, España, Portugal, Irlanda, están fuertemente endeudados con los bancos e inversionistas en países centrales; esta montaña de liquidez se ha vertido principalmente en el mercado inmobiliario y de consumo. Basta un par de datos extraídos de un libro reciente Lost Decades: The Making of America's Debt Crisis and the Long Recovery, de Menzie D. Chinn y Jeffry A. Frieden (quienes acuñaron el mencionado término) para darnos la dimensión del problema. . En España se construyen medio millón de casas cada año, igual a otras tantas nuevas que se construyen en Italia, Francia y Alemania juntas. En Grecia, el nivel de préstamos obtenidos del exterior en 2009 fue igual al de Argentina, Brasil y México en general.

Cuando estalló la burbuja, la misma lógica que obligó al gobierno de Estados Unidos a rescatar a los grandes bancos se impuso en Europa, que tuvo que tirar el salvavidas a los países que se habían vuelto insolventes. Ciertamente, los bancos de los países periféricos del euro y el gobierno griego se endeudaron en exceso, pero los bancos y las empresas financieras de Alemania y el norte de Europa, a su vez, se endeudaron en exceso. Y como en el caso de Estados Unidos, la intervención masiva -ahora parece cada vez más clara- responde tanto a la urgencia de salvar a los acreedores como (quizás menos) a la de ayudar a los deudores.

En Europa como en América, la pregunta aún sin respuesta es quién asumirá los costos de esta devastadora crisis. ¿Quién pagará realmente? ¿Serán los acreedores o los deudores, los contribuyentes o los funcionarios, los alemanes o los griegos? En realidad, nadie sabe todavía, en las relaciones entre los países europeos y dentro de cada país, qué combinación de sacrificios será políticamente sostenible. Después de cada crisis de la deuda, el ajuste a la nueva realidad se produce en medio de conflictos y resistencias sólo parcialmente previsibles. Pero sabemos con certeza que, si no queda otra vía que la reestructuración de la deuda, la reducción de los intereses a pagar y el alargamiento de la duración, la ola que llega es un tsunami económico, político y social: el temible y demoledor impulso de Lehman.

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