Mariano Rajoy ha aceptado el encargo que le encomendó el Rey para formar un nuevo gobierno en España. A diferencia de lo sucedido tras la vuelta electoral de diciembre, cuando el líder conservador había renunciado a la posibilidad de crear un Ejecutivo ante las perspectivas poco halagüeñas, esta vez el número uno del Partido Popular ha decidido intentar entablar negociaciones encaminadas a encontrar apoyo necesarios para obtener la mayoría en el Parlamento elegido el 26 de junio.
No obstante, Rajoy insistió en que si no consigue reunir los números necesarios, no se someterá a un voto de confianza.
El problema, sin embargo, es que, como escribe el diario ibérico El País “a treinta y tres días de las segundas elecciones en medio año y tras más de nueve meses de Gobierno en funciones, todo ha permanecido igual que antes”.
La ingobernabilidad española parece no tener solución y las negociaciones están paralizadas. Nadie quiere llegar a “terceras elecciones”, pero hasta la fecha no está claro cómo pretenden evitarlas.
El líder del PP ha dicho que, en el caso de que no alcance la mayoría (176 escaños), podría intentar formar un Gobierno en minoría con los 137 diputados de su partido. Para ello necesitaría la abstención de al menos dos de los tres principales partidos: Ciudadanos, Psoe y Podemos. Hasta la fecha, sin embargo, sólo la fuerza política encabezada por Albert Rivera parece dispuesta a satisfacerle.
“Lo único claro a estas alturas -dice El País- es que llegaremos a agosto sin ver la luz al final del túnel. Lo peor es que los dos principales líderes políticos se muestran inflexibles en sus posiciones iniciales: Rajoy no ha ofrecido nada a cambio de un voto de confianza del PSOE y Sánchez ha cerrado por el no. Así que no vamos a ninguna parte. Pues sí, hacia otras elecciones”.
Sin embargo, cabe recalcar que, a pesar de la incertidumbre política que ha caracterizado al país durante los últimos 9 meses, no augura nada bueno, económicamente, España siguió progresando: entre abril y junio el paro cayó al 20%: el nivel más bajo desde el verano de 2010 antes de que el país ibérico se hundiera en la crisis más larga de su historia democrática, mientras que también llegaban buenas noticias desde Bruselas. De hecho, Madrid ha conseguido evitar cualquier sanción vinculada al incumplimiento de los objetivos de déficit, obteniendo más tiempo (hasta 2018) para volver a la normalidad. En este contexto, el ministro de Economía, Luis de Guindos, elevó su estimación del PIB para 2016 de 2,7 a 2,9 por ciento.
