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España, dos desastres: Bankia y Cataluña

El rescate de Bankia costará a los españoles más de 20 millones de euros, que se suman a los (pesados) ya invertidos en otras entidades a las que les hubiera ido mejor quebrando - La crisis de Cataluña demuestra el fracaso del federalismo español, que ha dado demasiado independencia a la región en términos de impuestos, salud e infraestructura.

España, dos desastres: Bankia y Cataluña

Cuando descubres la tapa de una olla cuyo contenido no conoces, todo sale a la luz. Es lo que viene ocurriendo en España en las últimas semanas con dos casos emblemáticos, muy diferentes entre sí, pero unidos por los errores cometidos en el pasado: Cataluña y Bankia.

En el primer caso, el extremismo que se ha producido en la región de la independencia del poder central de Madrid ha provocado una explosión de costes y por tanto de presupuestos que ya no son manejables. Más aún si la economía ya no es tan buena como solía ser y, por lo tanto, ya no puede actuar como un "amortiguador" para gastar con demasiada alegría.

Sin embargo, en la raíz está el fracaso del federalismo español, que le ha dado a la región demasiada independencia en términos de impuestos, salud, infraestructura y, por lo tanto, ha aflojado el cordón de controles.

El hecho de que la crisis haya golpeado a una autonomía como la catalana es simbólico del profundo malestar de un país. Cataluña es la segunda región más importante de España y su contribución al PIB ibérico es imprescindible. Si no visita Cataluña, no visita España.

Reponer cuanto antes su megadéficit, con un recorte decisivo del gasto y un plan de austeridad de varios años, es por tanto fundamental para poner en orden las cuentas de la región y del país. Así como una obligación hacia Bruselas que pide a España un cambio decisivo.

Para el presidente español Mariano Rajoy, la solución del nudo catalán es estratégica. Igual de estratégico para evitar la quiebra de Bankia, el instituto nació hace un par de años de la fusión de siete cajas de ahorros en torno a Caja Madrid. De hecho, está en juego la imagen de España, su fiabilidad y, por tanto, su futuro.

La madeja es complicada. Bankia fue sustancialmente nacionalizada tras la fallida gestión del exministro de Hacienda y exdirector general del FMI, Rodrigo Rato. Sin embargo, lo que se vino abajo fue el plan del ex presidente Zapatero de agrupar a las maltrechas cajas de ahorros españolas en torno a grupos sanos sin conocer la situación real del sector y por tanto el abismo de elementos varados/irrecuperables (sobre todo inmuebles) que habrían traído los bancos como dote.

No es casualidad que el rescate de Bankia les cueste a los españoles algo así como 20 millones de euros. Miles de millones que se acumulan a los (pesados) ya invertidos en otras entidades que mejor les hubiera ido a la quiebra, por el bien del mercado y del país.

Pero eso no es todo, porque a la inyección de dinero público se unirá el recorte de miles de empleados. Tanto en Bankia como en Cataluña.

Es decir, que el desempleo en España está destinado a crecer significativamente también en los próximos meses. Sobre todo en presencia de una recesión que no deja lugar al fácil optimismo. Mientras tanto, el diferencial con el bund alemán está viajando por encima de los 500 puntos y el crédito se vuelve cada vez más difícil.

Quizás llegue un soplo de aire fresco con el verano y con la llegada de turistas extranjeros. Eso, al menos, espera Mariano Rajoy. Pero será un placebo. Lo que necesita España son profundas reformas estructurales, para dejar atrás un modelo económico (inventado por Aznar y continuado por Zapatero) basado en el crédito fácil y la inmobiliaria. Un modelo frágil que funcionó bien cuando la economía nacional e internacional estaba en auge, pero que fracasó tan pronto como estalló la crisis y estalló la burbuja especulativa. Con graves consecuencias para el empleo, pero también para las finanzas públicas del país.

Para arreglarlo se necesitará tiempo, buena voluntad y la ayuda de Bruselas. Esperando que mientras tanto los mercados financieros no se enfurecen contra España haciéndola colapsar como Grecia. Un escenario que sería catastrófico no solo para Europa, sino también para el Euro.

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