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Una vez que el quórum ha sido derrotado, ahora la verificación se vuelve difícil

por Guido Compagna - Los primeros datos sobre el referéndum indican una participación del 55% - Maroni explica que a estas alturas el voto de los italianos en el exterior será irrelevante y excluye a los gobiernos de transición - La Liga: ahora nos ponemos serios o votamos - Berlusconi tiene poco que ser ofrecido a los responsables ante la posible votación parlamentaria de confianza deseada por Napolitano

El muro del quórum del 50% más uno ha sido golpeado y derribado, e incluso el voto de los italianos en el extranjero no debería poder subvertir el resultado. Al menos según lo que dijo el ministro del Interior, Maroni, con las encuestas abiertas. Una intervención que levantó bastantes polémicas por parte de quienes interpretaron las palabras de la ministra como un intento de desincentivar la carrera por las urnas, dando ya por hecho el resultado del referéndum. A estas alturas, sea cual sea el valor político de la consulta que acaba de concluir, está claro que la próxima verificación de la mayoría, solicitada por el Presidente de la República, será muy dura para Berlusconi, que ya se enfrenta a una Liga que , en vísperas de la reunión en Pontida, insinúa: ahora o cambiamos o vamos a la votación. El resultado de participación en los cuatro referéndums es extraordinario considerando los numerosos fracasos de las consultas anteriores. Es el resultado de un extraordinario deseo de votar por parte de los ciudadanos. Un hecho absolutamente nuevo, un salto adelante que venía determinado por dos motivos: el primero de carácter ético-político, el segundo de carácter organizativo. Los italianos se reconocieron e identificaron en gran medida en la lineal corrección institucional del jefe de Estado, cuando Napolitano no dudó en hacer saber que también esta vez habría ejercido "su deber de elector". Desde el punto de vista organizativo funcionó muy bien el tam tam que se llevó a cabo en las redes sociales, donde las invitaciones a votar se sucedían incesantemente desde el primer momento de la campaña del referéndum. Por otro lado, las señales provenientes de la mayoría tenían un peso contradictorio: primero la libertad de voto de los partidarios, luego las declaraciones de los líderes (Berlusconi y Bossi a la cabeza) anunciando el ejercicio del derecho a no votar. En este contexto, el próximo control mayoritario se le hace cada vez más difícil al Gobierno: los resultados de los referéndums se suman ahora a la fibrilación de los últimos días sobre la reforma fiscal, solicitada a gritos por Berlusconi y Bossi y por la que, explicó la ministra de la Economía, los recursos aún no se han encontrado. No es casualidad que con las urnas aún abiertas, Maroni dijo: “O nos ponemos serios o votamos. No vamos a pasar ni a patadas, como decía Andreotti". Al mismo tiempo, Berlusconi parece no tener nada más que ofrecer a los llamados líderes. En definitiva, si, como evoca una vez más Maroni, hay una votación, la verificación será realmente dura.

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