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Ruanda, el nuevo milagro africano

El pequeño país centroafricano, devastado por el genocidio de 1994 que dejó más de un millón de víctimas, es ahora el símbolo del renacimiento económico del continente: una economía liberalizada, una clase media emergente y una creciente inversión extranjera - Ruanda colocó hace un mes su primer bono : 400 millones de dólares al 6,875% (menos que Grecia).

Ruanda, el nuevo milagro africano

Que el continente africano sea el nuevo motor de la economía mundial ya no es una sorpresa: al fin y al cabo, 9 de los 15 países de más rápido crecimiento en el mundo son africanos y en los últimos 10 años las economías del continente negro se han desarrollado en promedio al 5% anual. Y eso no es todo: África posee el 12% de las reservas de petróleo del planeta y el 42% del oro, el metal más preciado y refugio seguro por excelencia. A finales del último milenio la inversión extranjera entre El Cairo y Ciudad del Cabo era de 9 millones de dólares, ahora es de 80 millones, nueve veces más.

Pero que de esos 80 mil millones de dólares, 400 millones fueron colocados hace un mes en bonos del gobierno a XNUMX años, vendido a un rendimiento de 6,875% (inferior al de Grecia) de uno de los países más pobres del mundo, que fue devastado por el genocidio recién en 1994, esto sorprende: es el milagro económico de Ruanda, un diminuto estado negro africano enclavado entre Tanzania, Burundi, Congo y Uganda, que emergió del abismo de atroces guerra étnica que hace menos de veinte años causó más de un millón de víctimas.

Ruanda, que el Banco Mundial ha clasificado este año como el octavo lugar del mundo donde es más fácil emprender, es por tanto el nuevo “tigre africano”. Lo que su presidente Paul Kagame define en las columnas de Wall Street Journal sigue siendo un “gran felino” pero listo para convertirse en el nuevo “león de África”.

“El desarrollo no es un maratón sino un sprint -argumenta Kagame-: queremos ser una nación menos dependiente de las ayudas y plenamente comprometida con una economía globalizada, y para ello seguimos liberalizar nuestra actividad, descentralizando del estado pero al mismo tiempo fortaleciendo nuestras instituciones, invirtiendo en salud, agricultura y educación y enfocándose en inversionistas extranjeros, buscando materias primas pero no solo”.

Los resultados de la nueva gobernanza ya están a la vista de todos: según el índice elaborado por la revista Foreign Policy, Ruanda es el quinto mejor país del mundo como destino de inversión, y las reformas liberales también están cambiando la economía real y la vida cotidiana de los ciudadanos.

"Solo en Ruanda, de hecho -explica el presidente nuevamente al WSJ-, más de un millón de personas han cruzado la línea de pobreza en los últimos seis años. Hace diez años, los aldeanos ruandeses le habrían pedido al gobierno alimentos y artículos de primera necesidad, hoy piden mejores carreteras, mejor acceso a la electricidad y conexión de banda ancha. Desde Sierra Leona hasta Etiopía y Malawi, la historia es la misma: en África hay una clase media emergente, cada vez más confiada y ambicionada, que busca las mismas oportunidades educativas, económicas y sociales que disfrutan los estadounidenses y los europeos. Esto no quiere decir que la imagen del continente sea perfecta. Nada más falso". Mientras tanto, sin embargo, nuevos leones están listos para rugir.

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