En Italia, dice Renzo Piano, necesitamos iniciar dos pequeñas revoluciones culturales: la confianza en la ciencia y el orgullo por la belleza. Es una buena inyección de optimismo para que se active la masa de inversiones y para impactos ambientales saludables. Lástima que nuestro patrimonio esté seriamente en peligro. Solo en Roma, 3600 monumentos de piedra caliza y 60 obras de bronce pierden material debido al daño ambiental. La contaminación del aire en la capital, digamos, se estima entre 5,2 y 5,9 millonésimas de metro (micras) por año.
Piano es la cabeza pensante de un importante proyecto de remodelación de ciudades y suburbios. El Gobierno le ha dado crédito y el mundo empresarial sigue con interés el camino que nos puede sacar de la "edad media oscura", para citar de nuevo al senador vitalicio. Los datos a trabajar pueden ser los de la EPA (Environment Protection Agencies), la red de agencias para la protección del medio ambiente, que acaba de ser divulgada. La EPA se asocia con el Instituto para la Protección e Investigación Ambiental y colabora con los directores de las agencias nacionales para crear conciencia entre los gobiernos. El entorno enfermo y desprotegido no le está yendo bien al museo abierto más grande de Europa y, en general, al paisaje. Los grandes grupos industriales invierten en restauración y embellecimiento, pero nos sigue asombrando el progresivo deterioro del hábitat.
El impacto de los contaminantes del aire en los monumentos sigue siendo la mayor amenaza. 2016 terminó desastrosamente con 4.793 incendios, 24 metros cuadrados de territorio con alto riesgo de derrumbes e infinidad de monumentos destruidos, desfigurados, a causa del cambio climático. Una Edad Media de nuestro tiempo, con poca aristocracia munífica. Cierta esperanza proviene del creciente deseo de los ciudadanos comunes de ayudar. La EPA ha creado un grupo de trabajo para proyectos de Ciencia Ciudadana (“ciencia hecha por ciudadanos”). Puede convertirse en algo más que una esperanza, junto con el compromiso ambiental de otras agencias internacionales.
No se trata sólo de elaborar informes y estadísticas, sino de organizar recursos y capacidades para objetivos concretos. También habrá una correlación beneficiosa con el programa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas para mejorar los servicios y la regulación de los ecosistemas. Hay que creerlo para ver concluidas las dos pequeñas revoluciones imaginadas por Renzo Piano.
