comparte

Referéndum: el Parlamento amputado y la reforma en pedazos

En el debate abierto sobre el referéndum constitucional para el corte de parlamentarios, Pietro Di Muccio de Quattro y Andrea Pisaneschi explican por qué votarán NO

Referéndum: el Parlamento amputado y la reforma en pedazos

En el debate abierto sobre el referéndum constitucional de los días 20 y 21 de septiembre, tras las intervenciones del director y presidente de FIRSTonline, Frank Locatelli ed ernesto auci, y tras tomar posición a favor del NO de bruno tabacci e Inocencio Cipolletta, acogemos ahora en síntesis las de Pietro Di Muccio de Quattro (ex director del Senado, ex parlamentario de FI y docente) y del constitucionalista Andrea Pisaneschi, también opuestos a la fuerte reducción del número de parlamentarios que propone la ley aprobada en el Parlamento y ahora sometido a la prueba de la votación.

PIETRO DI MUCCIO DE QUATTRO Y EL PARLAMENTO AMPUTADO

“Son muchas y fundamentales las razones por las que es necesario votar NO en el referéndum sobre la reducción de un tercio de los parlamentarios, adoptado bajo dos pretextos: mejorar la eficiencia del Parlamento y reducir su coste.

Muchos ingenuos, incluso directores de periódicos, han llegado a argumentar que la eliminación de un tercio de los parlamentarios debería incluso considerarse indispensable para acercar las Cámaras a los estándares de productividad dignos de un Parlamento ideal. Este el pseudo-argumento es simplemente falso de hecho y de derecho. Nuestro Parlamento es quizás el más prolífico de todo el mundo. Produce una cantidad impresionante de leyes, leyes, disposiciones legales e incluso leyes ad personam. El diluvio de legislación es constantemente desaprobado por aquellos, pero no solo por aquellos, que hoy piden un Parlamento más pequeño para que pueda acelerar el trabajo y aprobar aún más leyes aún más rápido. Los incautos están convencidos, erróneamente, de que el Parlamento es tanto mejor cuanto más eficaz es a la hora de aprobar leyes. Pero están muy equivocados no solo porque el Parlamento actual por desgracia lo consigue muy bien, sino también porque El parlamento no es ni debe ser una cadena de montaje cuya eficacia debe basarse en una especie de taylorismo normativo.

El "Parlamento amputado" (¡así me gusta llamarlo y les animo a que lo llamen!) concentraría los poderes legislativo y de control en un número considerablemente menor de manos. Si la soberanía popular, ejercida en forma representativa, confluyera en un órgano tan restringido, se produciría esta paradoja: las funciones parlamentarias específicas encontrarían mayores dificultades en su ejercicio ordinario al tiempo que se fomentarían formas nocivas y peligrosas de ejercerlas. Ejemplo, la sede legislativa/deliberativa de las comisiones, que se convertiría en el nido donde empollar los huevos de serpiente. En resumen, en resumen, el "Parlamento amputado" aumentaría los defectos del actual parlamentarismo mientras que disminuiría sus méritos. Un resultado contraproducente, tan lamentable como indiscutible, que los bien intencionados "amputados" no debieron evaluar".

ANDREA PISANESCHI: CAMBIA PORQUE NADA CAMBIA

¿Es correcto modificar la Constitución, en una parte calificativa de la forma de gobierno, como las instituciones representativas, con la plena conciencia de que este cambio no tendrá efectos en el funcionamiento del Estado? ¿Y cuál es entonces la razón de este cambio?

Estas preguntas encuentran respuesta en algunos retropensamientos de la reforma, que actúan como cola de la misma y que son, eso sí, muy poco compartidos.

Il primera retrospectiva es que este podría ser el primer paso. Otros seguirán (pero no se sabe en absoluto en qué dirección). Es decir, existe la idea de que los cambios constitucionales se pueden hacer de a poco, sin una visión clara de conjunto, de hacia dónde queremos ir, en base a qué valores y a través de qué instituciones jurídicas.

Ahora bien, todos saben que las constituciones tienen un contenido legal pero también son símbolos de identidad e instrumentos de unidad y cohesión social. Es cierto que pueden modificarse cuando la evolución de la historia, de los fenómenos sociales, de las relaciones internacionales lo hagan necesario por un lado, y cuando en el país, por otro lado, exista una humus cultural que permita aunar valores nuevos y más avanzados en un nuevo texto constitucional. Por esta razón, sin embargo, y por el contrario, el cambio de la Constitución requiere una visión y un proyecto institucional integral. Si se constata que la técnica cada vez más utilizada de reformar las leyes ordinarias “por partes” está destruyendo progresivamente el Estado de derecho, precisamente por la falta de un diseño de conjunto, con mayor razón tal práctica no debe ser validada por la Constitución. , cuya función histórica y jurídica es precisamente la de asegurar y estabilizar la existencia de un diseño de conjunto.

En segundo lugar, si se necesita un trasfondo cultural y una visión para enmendar una constitución, ¿cuál es el trasfondo cultural y la visión de esta reforma? Aquí la retrospectiva es evidente: la reforma recae única y exclusivamente en una visión conflictiva entre el “pueblo” y la “casta” entre la política y la afirmación de que se puede hacer política a través de la antipolítica, entre la representación como mecanismo tradicional de canalización y mediación de intereses y los "nuevos" mecanismos directos que eluden las instituciones clásicas de la democracia parlamentaria. 

En tercer lugar, la reforma refuerza una convicción más, que recientemente se ha venido consolidando de manera peligrosa en el país. La idea de que una visión compleja de las cosas es una herramienta utilizada por la "casta" y los "poderes fácticos" como herramienta para la exclusión social y la toma de decisiones. ; que los problemas son en realidad siempre simples, y la legitimidad popular es suficiente para permitir que quienes la han obtenido tomen decisiones. 

Esta visión es evidente en la perspectiva de la reforma. en el mundo de sociales, de Twitter, The eslogan de dos líneas, ¿qué puede ser más sencillo que un corte lineal de los parlamentarios? Todo el mundo lo entiende y en primera instancia también es difícil estar en contra precisamente por la banalidad de la propuesta. No se mencionan los –complejos– problemas de un bicameralismo igualitario en un estado regional, de elecciones sobre el papel del gobierno con respecto al Parlamento, de delicado equilibrio de poderes. Se logra un objetivo simple -como se mencionó esencialmente irrelevante- pero se utiliza para validar la idea de que las cosas se pueden hacer en un incisivo, sin insistir demasiado en las cuestiones "circundantes". Es la misma metodología seguida para el tema de las concesiones de autopistas, para Ilva, para Alitalia, para el Mes.

Validar, con el excedente de legitimidad derivado del voto popular directo, que este sea el método correcto para tratar temas complejos, incluso de carácter constitucional, es más nocivo que los efectos que la reforma pueda producir.

Revisión