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Por una ética y una estética de la sustentabilidad

Por una ética y una estética de la sustentabilidad

“Estaba apacentando las ovejas en Corgnaleto ginepraia. Miré a Rialbero y pensé: a Carducci le pareció muy hermoso e interesante este torrente impetuoso. ¿Por qué no trato de escribir algunos versos también? En observación atenta, el verso viene.” Ettore Monelli, poeta-pastor. Colagna, 1907-1974.

Ettore Monelli, pastor, agricultor y poeta, en su adolescencia, se acompañó con su voz, en los tiempos infinitos de la trashumancia de los rebaños, entre Reggio Apennines y Maremma, formando con su abuelo y los adultos que lo instruyeron en la lectura de la Divina Comedia de Gerusalemme Liberata y otros clásicos, interpretada de memoria. El verso feliz de Monelli («…Corre vivo entre la piedra muerta / y al descender / choca entre piedra y piedra / espuma de leche, parece que lleva...") nos transmite la emoción necesaria pero, como sucede con las expresiones más significativas, se convierte en un método pedagógico, indicando las formas de observar el mundo, luego de dibujar y escribir, que dan concreción a la imaginación, hasta la necesaria comparación con el otro, para componer un teatro que pueda devolver una imagen elevada de la vida. De estas consideraciones podrían surgir algunas cuestiones de las que sacó motivación, constituyéndose él mismo en 2006, en el colectivo Distrito Rural/arte y iniciativa concreta, con la intención de aunar experiencias estéticas y sensibilidad rural, representándolas entre el territorio lombardo y la provincia de Reggio.

De hecho, percibir la realidad como una adaptación útil al "espectáculo" abre un amplio campo de caminos con un potencial conspicuo, del que la cultura rural tradicional puede convertirse en una convincente metáfora, favoreciendo la reflexión sobre el mundo, sobre el hombre, sobre el sentido de la existencia. y en su relación con la naturaleza. ¿La idea de un diseño conectado con la cultura rural podría contribuir a un camino de crecimiento y concienciación? Los niveles emocionales y sutiles en los que se desarrolla la experiencia, ¿encontrarían referencias en la condición concreta y natural de la ruralidad y su entorno extenso? Y qué aportes se derivarían de la asociación de los modos rurales con un arte total y cautivador, espejo de una vida estética, pero sobre todo de un sentimiento estético de las cosas, quizás el único capaz de sustraernos a las disonancias y desequilibrios de la contemporaneidad. ¿tiempo? 

Ahora parece que sólo las herramientas culturales materiales, inmateriales y tecnológicas influyen, aunque sea de forma conjunta, en el entorno social, marcando profundamente el sentimiento común, favoreciendo nuevos perfiles y mentalidades.

Sería entonces necesario moverse en sintonía con estos elementos, profundizando, estimulados por la inmediatez creadora, por la intuición, mejor calificada por el dato específico de una absoluta fidelidad a la Tierra. Ocurre entonces que en períodos históricos marcados por atmósferas de crisis y malestar, se fortalece la búsqueda de respuestas en torno a los temas de la persona, la individualidad, los límites y las posibilidades y la ruralidad puede convertirse verdaderamente en un paradigma, en un camino ético, al apuntar tanto a la sostenibilidad de la producción y la capacidad de abrirse a cualquier "proceso" que pueda contribuir a la renovación de las formas socioeconómicas y también políticas.

La idea de una modalidad estética, pues, en asumir, si cabe, roles aún más apropiados respecto de un arte debilitado por la mercantilización y una cultura cada vez más cercana a una visión industrial del consumo cultural.

Juan Nicolini. Por una ética y una estética de la sustentabilidad. (por el arte colectivo del distrito rural y la iniciativa concreta). Imagen de portada: Iniciativa concreta del distrito rural colectivo, "sentido de la medida"”, Varese, Claustro de Voltorre, 2010

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