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Pd y Pdl, reintentan las "convergencias paralelas" de Moro en torno a un gobierno del Presidente

Los partidos mayoritarios, que han abierto las puertas a la protesta grillina por su incapacidad reformadora, deben hoy encontrar un salto de responsabilidad para conducir el país con un gobierno del Presidente basado en "convergencias paralelas" de origen moroteano y capaz de llevar a cabo reformas electorales, institucionales y económicas antes de volver al voto.

Pd y Pdl, reintentan las "convergencias paralelas" de Moro en torno a un gobierno del Presidente

Si Bersani fracasa, como es muy probable, en el intento de dar vida a un gobierno minoritario apoyado por Grillo, el camino obligado, para no volver a votar inmediatamente, será intentar dar vida a un gobierno de " convergencia democrática", de "responsabilidad nacional" o, si se prefiere, a un "gobierno del Presidente". Un gobierno que se comprometa a realizar, en el plazo de uno, máximo dos años, las reformas institucionales, económicas y sociales que sean imprescindibles para evitar la ruina del país y volver inmediatamente después al voto. Por otro lado, fue precisamente la incapacidad de los grandes partidos (Pd y Pdl) para reformar el país lo que abrió el camino a Grillo. Pensar hoy en poder reabsorber la protesta grillina asociando al M5S con el gobierno es pura ilusión, cuanto menos. La única forma seria y honesta de enfrentar esta protesta y mostrar respeto por los votantes que la han expresado es haciendo reformas.

Las reformas a realizar son difíciles y están lejos de ser indoloras. No son socialmente neutrales e implican sacrificios. Por eso no es políticamente honesto pedirle al M5S que los haga. Se les puede pedir que no las obstaculicen, pero la carga de proponerla y realizarla recae en las partes. Por lo tanto, que los partidos digan qué reformas consideran fundamentales y cuáles se pueden implementar antes de volver a la votación.

En Firstonline, la lista de reformas necesarias para sacar a Italia de la crisis se ha hecho muchas veces.. En primer lugar, hay que proceder a la reforma de la ley electoral (preferiblemente la mayoría a dos vueltas), a la modificación del sistema de gobierno (presidencialismo francés), a la superación del sistema bicameral perfecto, a la reducción del número de diputados y con la supresión de la audiencia partidaria de financiación. Además, hay que suprimir las provincias, llevar adelante la reforma de la AP y completar la del mercado de trabajo. Por último, se debe iniciar la reforma de la justicia, de las escuelas y universidades, y se debe introducir el principio de costos estándar en el sistema de salud. En definitiva, debemos hacer aquellas reformas que impliquen cambios estructurales y no nuevos desembolsos de dinero. El gasto público debe reducirse y reciclarse, no aumentarse.

Las reformas políticas e institucionales deben ir acompañadas de medidas de desarrollo que, al menos en parte, tendremos que negociar en Europa (eurobonos, desagregación de las inversiones del cálculo de la deuda, etc.) y que serán tanto más fáciles de posible si queda claro para todos que Italia no abandona el camino de las reformas emprendido por el gobierno de Monti. En definitiva, lo que necesitamos es terapia de choque. Y lo necesitamos ahora y no en un año. Por eso es imperativo que las partes encuentren una salida, seguramente también teniendo en cuenta a Grillo pero sin ponerse en sus manos.

En su último número dedicado a Italia, el columnista de The Economist (estrictamente anónimo como es costumbre en ese periódico) observó que en el fondo de la crisis italiana están sobre todo los problemas italianos que la falta de reformas ha corrompido. Europa puede (y debe) echar una mano, pero corresponde a los italianos resolverlos. Quien ocupe el lugar de Monti tendrá que intentarlo y no es razonable pensar que se pueda hacer sin una sacudida de responsabilidad nacional por parte de las principales fuerzas políticas (Pd y Pdl, sobre todo). Hoy esto parece imposible, pero no lo es. A los italianos ciertamente no nos falta imaginación para hacerlo. ¿No somos el país de Moro que, en una contingencia no menos dramática, ideó e implementó la estrategia de las "convergencias paralelas"? que nadie sabía exactamente a qué se refería pero que, al final, funcionó y salvó la democracia italiana?

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