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Ahora el reto entre la Premier y la Liga

Después del referéndum, Berlusconi y el PDL minimizaron y dijeron que estaban dispuestos a aceptar la voluntad del pueblo, pero el Carroccio responde: estamos cansados ​​de que nos abofeteen, dictaremos nuestras condiciones en Pontida. Mientras tanto, la verificación corresponde al gobierno. Bersani pide la dimisión del primer ministro, Di Pietro no. La tercera vertiente no se unirá a una “mayoría inestable”.

¿Es posible minimizar el mensaje enviado al Gobierno ya la mayoría por el 57% de los votantes (55% si incluimos a los italianos en el extranjero) que acudieron a las urnas para los cuatro referéndums? Berlusconi y el PDL lo intentan, pero la Liga no está. Y así desde el Palacio Chigi y el Palacio Grazioli se sabe que "el resultado es claro y no debe ser ignorado, porque expresa la voluntad de la mayoría de los ciudadanos que siempre debe ser aceptada", y por otro lado la Liga presiona al declarar sí mismo "harto de recibir bofetadas" y concertar una cita con el presidente el próximo domingo cuando desde la pradera Pontida, cuando Bossi dictará la nueva agenda del Gobierno.

Una agenda que, según han dicho en los últimos días sus líderes más autorizados, podría incluir, además de la solicitud de reducción de impuestos, también la de retirarse de las misiones militares (Libia en primer lugar) para encontrar los fondos necesarios para la reforma del IRS. "No vamos a esperar la tercera derrota", dijo ayer el ministro Roberto Calderoli. En resumen, para usar una metáfora del boxeo, si Berlusconi da la impresión de haberse encerrado en una esquina para absorber los golpes, la Liga quiere pasar al ataque para buscar de inmediato el golpe decisivo. Pero precisamente esa agresividad podría ocultar la fragilidad del Carroccio, que también teme la contestación desde la base. Y no faltan los observadores políticos que también ven aparecer un problema bossi en el debate interno del partido en via Bellerio.

Este es el cuadro político de la mayoría tras la derrota de los referéndums. Una mayoría que inmediatamente se ve obligada a enfrentarse a exigentes plazos parlamentarios. El cual culminará con la verificación del 22 de junio en Montecitorio, para lo cual la Liga espera un voto de confianza. Pero no hay que olvidar que ya a finales de esta semana la sala Montecitorio deberá votar por la confianza en el decreto de desarrollo, nombramiento que de técnico corre el riesgo de convertirse en político. Y ya empiezan a manifestarse algunos signos de intolerancia dentro del grupo de directivos.

En cuanto a la oposición, Bersani ha pedido la dimisión del Gobierno, pero un Di Pietro, que es moderado sin precedentes, piensa diferente y, para señalar que él y no el Pd propuso los referéndums, dice que el resultado no debe ser explotados políticamente, dado que también votaron por los votantes de centro-derecha. A su vez, Casini y el tercer polo hablan de "un no tan grande como una casa" dirigido por los electores al Gobierno y de inmediato se lo dejan claro a las sirenas del PDL que les ofrecen nuevas alianzas: "Nosotros no nos sumamos a un tambaleante mayoría".

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