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Obama lanza el nuevo sistema fiscal: más impuestos a los superricos, menos a la clase media

El presidente propondrá tres medidas que traerán 320 mil millones en los próximos 10 años - El dinero se utilizará para apoyar a la clase media que ha perdido riqueza a pesar de la reactivación de la economía

Obama lanza el nuevo sistema fiscal: más impuestos a los superricos, menos a la clase media

Barack Obama lanza su ofensiva fiscal para enmendar la brecha con el clase media. Mañana el presidente estadounidense propondrá su programa para aumentar los impuestos a los altos ingresos con motivo del discurso del Estado de la Unión. Una posición adoptada por Obama que apunta no solo a golpear a los súper ricos sino también a redistribuir la riqueza a la clase media estadounidense durante algún tiempo 'en deuda de oxígeno' con alivio para las familias con niños y otras medidas de el bienestar de tu ave.

La revolución fiscal que Obama se prepara para anunciar debe basarse en tres tamaños: el aumento, del 23% al 28%, del impuesto a las 'ganancias de capital' y dividendos de quienes tengan ingresos superiores a 500 mil dólares al año, la extensión del gravamen fiscal a los 'fideicomisos', utilizados hoy por las familias más ricas pasar su riqueza a los herederos a base de regatear al fisco, un gravamen mayor a bancos e instituciones financieras con activos superiores a los 50 mil millones de dólares destinado a golpear a quienes hacen mayor uso de la deuda.

Un plan fiscal de 320 millones, dinero que se necesitaría para la plan de bienestar en apoyo a la clase media que Obama tiene previsto lanzar en paralelo a la subida de impuestos para las rentas más altas. Un proyecto, el de Obama, que se concreta en una especie de plan Robin Hood que quita a los ricos para dárselo a la clase media, cada vez más 'pobre' en los últimos años. Un programa que pretende destinar 60 millones a lo largo de 10 años para conceder estudios universitarios gratuitos, que pretende pagar la baja por paternidad de los padres pero sobre todo que pretende ofrecer un apoyo concreto a las familias con hijos de clase media con un programa valorado en 235 millones de dólares (de nuevo en los próximos 10 años). En particular, Obama pretende aumentar la contribución anual pagada por cada hijo hasta los 3 años a 5 dólares y pagar 500 dólares a cada familia (en la que ambos cónyuges trabajen) con ingresos inferiores a 210 dólares.

Un plan importante pero difícil de poner en práctica. Obama es muy consciente de que para aprobar su plan necesita el consentimiento de los Republicanos que controlan el Congreso. Los republicanos no podrán aprobar en bloque el programa de un presidente demócrata y que penaliza claramente a las rentas más altas. Sin embargo, se debe considerar que el programa puede representar un mensaje importante a través del cual los demócratas pretenden reconectarse con esa gran porción de la clase media que se ha empobrecido en los últimos años. Un mensaje claro de cara a la próxima campaña electoral de elecciones presidenciales de 2016. Los republicanos, por tanto, no podrán vetar todo el programa. Sería un riesgo demasiado grande e incluso podría costar muy caro el próximo desafío a la Casa Blanca.

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