“Es triste notar que fue necesario un ataque de 'una congregación de especuladores', como muchos italianos juzgan los acontecimientos de estos días, para empujar el sistema hacia un comportamiento bajo la bandera de la responsabilidad común. Aun así, fue una reacción destacable por la que pocos habrían apostado. De hecho, muchos han apostado grandes sumas en contra”. Así se puede leer en un discurso de Mario Monti, ex comisario de la UE, en el blog del Financial Times. Titulado "Para escapar de la crisis, Italia necesita una profunda revisión de la economía".
Monti, que atribuye parte de nuestros problemas a un doble vicio (la costumbre de posponer las soluciones de las calendas griegas y los rituales de la comedia italiana), también escribe que: “Naturalmente, esto no significa el fin de los problemas italianos. Incluso en el caso de un resultado positivo de la maniobra del próximo viernes, se necesita urgentemente una reorientación de la economía italiana”. Es necesaria una reorganización fiscal pero también dejando atrás la orientación política "de hecho filosófica" seguida por el propio Giulio Tremonti en sus tres experiencias de gobierno: nunca se ha entendido que Italia necesita con urgencia aumentar la productividad y el crecimiento y al mismo tiempo reducir la desigualdad social.
Para lograr este objetivo, prosigue Monti, “es necesario eliminar los impedimentos estructurales al crecimiento”. Para ello necesitamos derrotar la tendencia tradicional de los italianos hacia el corporativismo y la desprotección de la competencia. En parte esto se debe a la debilidad de las autoridades independientes, en parte a los límites a la competencia resultantes de las elecciones del propio gobierno.
La necesidad de hacer más competitiva la economía a través de una mayor integración de los mercados preocupa un poco a toda Europa, subrayó Monti. Pero en el caso de Italia el tema es de "urgencia absoluta". La necesidad de reformas estructurales capaces de fomentar el desarrollo y el crecimiento no ha sido adecuadamente apoyada ni por la izquierda ni por la derecha. Ahora, una vez superadas las turbulencias de esta semana, “asegurar que esta necesidad llegue a lo más alto será el auténtico, gran reto italiano”, concluye el economista.
