El primer ministro Mario Monti recoge importantes consensos en Finlandia y lanza para mañana un apoyo al homónimo Mario Draghi, presidente del BCE, enfrascado en un muy delicado mano a mano con el Bundesbank. Monti no tiene dudas: "Seguiré de cerca lo que se diga en Fráncfort y veré qué pasa en los mercados, pero creo las declaraciones del presidente del BCE la semana pasada son interesantes, valientes y apropiadas”.
Así lo dijo el primer ministro al margen de la rueda de prensa conjunta en Helsinki con el primer ministro finlandés Jyrki Katainen, de quien recibió todo el apoyo en temas relativos a Europa. “Me impresionó particularmente – dijo Monti sobre Draghi – la claridad con la que Draghi explicó que los diferenciales demasiado altos entre las tasas de interés dañan los mecanismos de transmisión de la política monetaria, un argumento que claramente entra dentro del mandato del BCE”.
Monti había recibido previamente el apoyo del primer ministro escandinavo. También se habló de ayuda entre ambos, ciertamente no dirigida a Italia pero posiblemente a otros países en dificultades como España, como señaló el primer ministro: "En este momento Italia no parece necesitar ninguna ayuda en particular, ciertamente no para salvar la economía, o por necesidades presupuestarias. Las ayudas serán quizás necesarias por la lentitud con la que los mercados entienden y reconocen el esfuerzo realizado y los resultados obtenidos".
“Yo diría –añadió Monti– que lo que hay que ayudar es el funcionamiento de los mercados de bonos del Estado en la Eurozona y es precisamente este pedido de mayor estabilidad que surgió de la cumbre europea de finales de junio”. “Esperamos – concluyó al unísono con su colega Katainen – la implementación de herramientas con las que el mercado pueda determinar los diferenciales de una manera más consistente con las políticas económicas. Esto podría requerir decisiones a nivel europeo en los términos mencionados por el Consejo Europeo”.
