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Milán capital del car sharing: todos los números y desafíos del futuro

Milán se está convirtiendo cada vez más en un laboratorio nacional de movilidad compartida: cuenta con alrededor del 40% de toda la flota de automóviles italiana y un promedio de más de 8.000 alquileres por día. Pero después de una brillante fase de experimentación, es hora de pensar en los desafíos del futuro: los nodos son los suburbios, la integración con el sistema de transporte público y los precios.

Milán capital del car sharing: todos los números y desafíos del futuro

Seis operadores, una flota de más de 2.000 coches (40% del total nacional, de los cuales 10% eléctricos), 250 registrados sólo con Disfruta tus, una media de más de 8 alquileres diarios con un pico de 13 el pasado mes de abril, el primer scooter sharing en Italia inaugurado este verano. Milán confirma Capital italiana de la movilidad compartida: un camino que comenzó en 2001 con la iniciativa experimental de Legambiente (al principio había 3 coches) y creció bajo el ayuntamiento de Pisapia, que con una licitación en 2013 se abrió a la flota libre, es decir, a empresas privadas.

En pocos años, la experimentación se ha convertido en una realidad consolidada: "El 85% de los milaneses están satisfechos con el servicio", explica el concejal de Transportes Pierfrancesco Maran. Sin embargo, no todo son rosas y flores: se habló de ello con motivo de la Semanas colaborativas, la cita milanesa dedicada a la economía colaborativa, en la que se traslucía que si es cierto que con la auto compartido más de uno de cada 10 milaneses (alrededor del 12%) ya ha renunciado al coche privado (mismo porcentaje que en Berlín) y que otro 8% tiene intención de hacerlo en el futuro, sin embargo al 80% de los ciudadanos todavía les falta convencer que si bien aprecia la novedad, no la ha pasado completamente por la aduana. “Milán tiene 51 coches por cada 100 habitantes, mientras que en el 2000 había 65”, revela Maran: una clara mejora (50 coches menos matriculados en los últimos 9 años, según datos de ACI), sobre todo en comparación con la media nacional que es la más alta de Europa con 1,64 habitantes por coche (en Milán 1,93), pero todavía lejos de los 35 coches por cada 100 habitantes de Barcelona y Lyon.

¿Las razones? Cobertura de zonas periféricas, integración con el resto del sistema de movilidad (en particular transporte público local) y coste. El primero está creciendo rápidamente: a partir de 2015, el car sharing cubre otros 34 municipios además de la ciudad de Milán de lo que antes se llamaba el interior, ahora propiamente llamado Área Metropolitana. Sin embargo, esto ha creado el problema de los usuarios nocturnos: “Aquellos que – explica Gianni Martino di Car2go – usar el coche compartido para llegar a casa después de una noche de fiesta, cuando ya no hay transporte público. A la mañana siguiente, sin embargo, vuelven a moverse con transporte público, dejando un ejército de coches en zonas descentralizadas y planteando el problema de disponibilidad en el centro, donde hay mucha más demanda”.

Tesis confirmada por un análisis de torcedura, el tercer operador por número de vehículos en Milán (alrededor de 500): la gran mayoría de los alquileres se realizan en el centro, pero a la inversa, una clara mayoría de los lanzamientos se realizan en las zonas periféricas. “También sucede que nuestros operadores van personalmente a recuperarlos”, dice Paolo Guaitamacchi, presidente del consorcio Twist. Car2go tomó una decisión diferente, imponiendo un pequeño pero polémico recargo para quienes dejen el auto fuera del área central: “Una estrategia que está dando resultados”, dice Martino. En su lugar, propone una posible solución. compartirgo, que cuenta con una flota de 250 coches totalmente eléctricos y que ofrece viajes gratuitos a las mujeres por la noche (2/3 del público de carsharing son hombres, menores de 40 años y utilizan el coche una media de 20 minutos y 6 km, con un pico en horas de la tarde): "Se necesitan nudos de conexión con las grandes estaciones de tren y metro -sugiere Luca Mortara de Sharengo, el último jugador en llegar al mercado el 22 de junio-: en pocas palabras, estacionamientos que permitan el uso de la coche compartido para enlazar con el de otros transportes públicos”.

La integración con el sistema de transporte local también es necesaria a nivel logístico y tarifario para evitar, como está ocurriendo ahora, que los usuarios de Car2go declaren que úselo el 51% del tiempo para movimientos nocturnos: es decir, no como sustituto del coche particular, sino como sustituto del transporte público o del taxi. “La teoría según la cual el car sharing debe situarse en una tarifa intermedia entre el transporte público y el taxi -prosigue Mortara- es infundada: hacen falta precios mucho más competitivos para convencer a ese 80% de que renuncie al coche privado”. Actualmente, dependiendo de los operadores, el alquiler cuesta en cualquier caso más de 20 céntimos por minuto: según los cálculos de Sharengo, muy alto (no consideran estacionamiento ni multas), un coche particular cuesta unos 250 euros al mes si lo utilizas 6.000 km al año.

"Calcular los tiempos y la velocidad media en una ciudad como Milán - explica Mortara - compartir coche debería costar a lo sumo 11 centavos por minuto, menos de la mitad de lo que pasa ahora”. Sharengo ya ha avanzado y lanza la tarifa especial de 6 euros la hora (que corresponde precisamente a 11 céntimos el minuto). El desafío para las instituciones es, por tanto, triple: establecer nuevas reglas que sean iguales para todos después de una fase de experimentación que ha afirmado el fenómeno; crear herramientas de interconexión con el resto de la movilidad de la ciudad; poner a los operadores (que ciertamente no pueden llorar la miseria: el canon anual por el uso del suelo y además incluyendo los servicios de mantenimiento es de sólo 1.100 euros por vehículo) en condiciones de abaratar los precios para los consumidores.

Es una revolución que vale la pena hacer y que no es, como dirían en Milán, sólo una cuestión de estilo de vida: en la capital lombarda, las políticas de movilidad sostenible (Área C in primis pero también car sharing y transporte público) puestas en marcha a partir de 2012 han eliminó 25 millones de tránsitos de automóviles en el centro de la ciudad en tres años. Una reducción en torno al 30%, con una media de 38 coches menos al día en circulación en una parte importante de una ciudad en definitiva de reducidas dimensiones. Reducir el tráfico, como es sabido, significa reducir las emisiones nocivas: el resultado de todo esto no es sólo una nueva tendencia social sino una -38% de partículas finas en 2014 respecto a 2010 y -59% de carbono negro.

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