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Metalúrgicos, salario y nuevos derechos por un avance en el contrato

Un ajuste salarial transparente vinculado a criterios de profesionalidad y meritocracia y la extensión de la negociación territorial para las pequeñas empresas son la base de un punto de inflexión en la negociación para la renovación del contrato de los metalúrgicos que ya no puede esperar y que debe llegar en septiembre - En Federmeccanica finalmente se pueden ver aperturas pero las rigideces siguen siendo demasiadas - Este contrato es la última campanada de cambio para las relaciones laborales

Metalúrgicos, salario y nuevos derechos por un avance en el contrato

El contrato nacional de los trabajadores metalúrgicos se encuentra entre los más importantes de nuestro país, ya que involucra a más de 2 millones de trabajadores. Pero también entre los más difíciles, tanto por la situación en la que se encuentra la industria como por la histórica resistencia de Federmeccanica, la Confindustria del sector, a competir con relaciones sindicales avanzadas. No sólo eso, los datos económicos relativos a la producción industrial y la baja inflación no ayudan a un panorama ya de por sí complicado.

Antes de la presentación de la plataforma, en julio de 2015, sabíamos bien que sería una renovación compleja, por el contexto
de deflación, crisis industrial, ausencia de reglas del sistema contractual, tejido productivo compuesto mayoritariamente por pequeñas empresas, y estos meses de rondas de negociación han confirmado las dificultades. Federmeccanica ha pasado de una oferta inicial de 2,67 euros de incremento a tres años, a una disposición a descontar los incrementos del diferencial de inflación de 75 euros añadidos con el contrato Fim-Uilm de 2012, hasta la propuesta presentada el pasado 22 de diciembre. Una propuesta que se ha mantenido casi invariable en estos largos ocho meses, y solo parcialmente innovadora, que en muchos casos ofrece recetas de inverosímil eficacia y sostenibilidad.

En cuanto a los salarios, se piensa ajustar los mínimos contractuales sólo para el 5% de los trabajadores, mediante el mecanismo del llamado salario de garantía, que efectivamente excluye de los aumentos a todos los trabajadores que tienen supermínimos individuales y contratos de empresa. Un mecanismo que no sólo es injusto, sino que pesa más sobre las pequeñas empresas y las más en dificultades, dejando en libertad a todas las demás para aportar supermínimos individuales de forma unilateral, sin conexión alguna con criterios transparentes de profesionalidad y meritocracia.
En los países avanzados, esta forma de bonificación unilateral se considera con razón "del siglo XIX". De este antiguo escenario cultural deriva la hostilidad hacia un esquema de marco profesional moderno.

No sólo eso, legalmente el esquema Federmeccanica pone fin a la relevancia jurídica de nuestro Contrato como "principalmente" aplicado en la categoría y con ello los efectos hacia su extensión erga omnes. Por ello, no sólo existe un problema de cantidad sino de proliferación de mínimos contractuales y disputas. En un momento en que jugadores importantes (después de FCA, Assonautica y General Electric) se van de Confindustria, me parece una auténtica locura contraproducente. Ciertamente hay que subrayar que en la propuesta de Federmeccanica hay, finalmente, aperturas sobre las reivindicaciones históricas de la Fim y del movimiento sindical, como las del derecho subjetivo a la formación continua, sobre el aprendizaje y la alternancia escuela-trabajo, sobre los métodos de trabajo "ágiles" y el uso de permisos para la conciliación, sobre la extensión de la asistencia sanitaria complementaria, sobre el refuerzo de las pensiones complementarias con la mirada puesta especialmente en los jóvenes, sobre el banco de tiempo, aún por explorar, para reducir la jornada laboral de jubilación y vincular la "jubilación blanda" con el nuevo empleo y la entrada de los jóvenes en el mundo del trabajo.

Igualmente, no deben pasarse por alto las rigideces y dificultades planteadas por Federmeccanica a la extensión de la negociación territorial para los trabajadores de las pequeñas empresas. En los metalúrgicos, la negociación de segundo nivel llega al 37% de las empresas (donde trabaja el 70% de los trabajadores del rubro), con la negociación territorial llegaríamos a todos lados, revitalizando a los protagonistas del territorio, hoy en dificultad de rol, todos juntos en los desafíos de la productividad y la participación. Todavía estamos atrasados ​​en la reforma de la clasificación profesional y otros
el reconocimiento de las nuevas habilidades de los trabajadores en la fábrica que cambia rápidamente y ahora está interconectada, así como la propuesta sindical de establecer un fondo de apoyo al ingreso bilateral ante la reducción progresiva en la duración de las redes de seguridad social disponibles.

Todo el mundo habla de innovación, pero pocos la eligen con la valentía necesaria y con las prioridades adecuadas. Somos conscientes de que el salario no puede estar en el centro de la renovación, pero no basta la referencia a la previsión social complementaria como elemento de escaparate. La solución salarial en el contrato junto con los nuevos derechos será decisiva para marcar un verdadero punto de inflexión, en la conciencia de que el sistema contractual debe ciertamente ser cambiado, pero no superado, como plantea Federmeccanica, haciendo residual la negociación y el papel de la representación colectiva. marginal.

El desafío está dirigido a todos, incluida la Federmeccanica: hay que relanzar la "participación", no sólo la implicación de los trabajadores, con
una verdadera elección de calidad en las relaciones laborales, de un terreno de encuentro más avanzado y virtuoso entre la empresa y el trabajo organizado. Se trata de un contrato que descuenta el último tañido de cambio para los órganos intermedios y las relaciones industriales y laborales. A partir de septiembre todos podemos continuar con los "ritos propiciatorios" de los que hablaba Ezio Tarantelli o intentar reaccionar con un verdadero punto de inflexión hacia los nuevos espacios imprescindibles de participación y democracia industrial.

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