Berlín responde a Washington y Bruselas. “No es posible – dijo la canciller Angela Merkel – reducir artificialmente el grado de competitividad alcanzado por Alemania”. Las palabras del jefe del Ejecutivo alemán se producen tras las acusaciones del Fondo Monetario Internacional y del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de haber agravado la recesión y las constataciones de Europa sobre el superávit de exportaciones de la República Federal.
Alemania “logró salir bien de la crisis y ahora está bajo vigilancia en Bruselas por el tamaño de su superávit comercial. Podemos ver cómo están las tendencias de consumo y producción en el país, pero sería absurdo reducir la producción y la calidad de nuestros productos para satisfacer las demandas de Bruselas”.
La referencia es a las críticas y sugerencias que llegan desde Bruselas. Conceptos reiterados hoy también por el comisario de Asuntos Económicos Olli Rehn Según la Comisión Europea, Berlín debería aumentar la demanda interna y el gasto en servicios. Un alto superávit, para Europa, significa que los alemanes siguen invirtiendo sus ahorros en el extranjero.
“Nuestro desequilibrio en la Eurozona – responde Merkel – es muy, muy pequeño, menos del 3%. Esto demuestra que tenemos una situación muy equilibrada". Y sobre las acusaciones de rigidez en cuanto al mantenimiento de las finanzas públicas de los demás países miembros, agrega: “A veces sorprende el tenor de ciertas discusiones. Tenemos una deuda de alrededor del 80%” frente a un objetivo, de los Tratados, del 60%: “No hacemos más que trabajar para volver, en unos 10 años, a los parámetros a los que estamos obligados”.