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Merkel, flexibilidad sí pero avances no

Las propuestas de la Canciller alemana sobre la política presupuestaria de los países de la Eurozona no deben alimentar excesivas ilusiones - Habrá más flexibilidad, pero siempre respetando los acuerdos y normas europeas - Es el "método Merkel": el objetivo es llevar su lado los socialistas europeos y calmar los impulsos antieuropeístas.

“Hay un margen de flexibilidad en la aplicación del Pacto de Estabilidad y Crecimiento”. Estas pocas palabras pronunciadas por el portavoz de la Canciller alemana fueron suficientes, Steffen Seibert, para hablar en Italia de un "punto de inflexión histórico". Cualquiera que use tonos triunfales y hable del fin de la austeridad al estilo alemán, puede que no sepa el "Método Merkel". Porque en retrospectiva, de eso se trata. Una simple aplicación de ese método político que convirtió a Angela Merkel en la única líder reelegida durante la crisis.

En esta ocasión el objetivo es llegar a un acuerdo con los socialistas europeos y el resto de jefes de Estado y de Gobierno sobre los nombramientos y programa de trabajo para los próximos cinco años de gobierno europeo. Una vez más, Merkel intenta lograr su objetivo combinando pragmatismo y estrategia, como lo ha hecho en el pasado. Por ejemplo, cuando tuvo que buscar una mediación entre la posición ultrarigorista adoptada por el presidente del Bundesbank, Jens Weidman, en relación con la decisión tomada por el BCE de implementar el nuevo instrumento para la compra de valores a corto plazo, la denominada OMT. En aquella ocasión, el objetivo del canciller era claro: por un lado no crear rupturas con el banco central alemán y por otro encontrar soluciones efectivas para calmar los mercados.

Por lo tanto, decidió apoyar públicamente la posición del banco central alemán, afirmando que "el Bundesbank es el primer accionista del BCE y, por lo tanto, hace bien en hacer oír su voz". Una declaración puramente formal dado que dentro del BCE cada miembro tiene el mismo peso, es decir, un voto. No sin peso político, sin embargo. Porque leyendo entre líneas, está claro que Merkel ha querido reiterar el concepto, muy querido para ella, de que el margen de maniobra hay que buscarlo cumpliendo las reglas acordadas. En otras palabras, la canciller apoyó la posición de Weidman, consciente de que con su apoyo no habría cambiado las reglas y por tanto no habría perjudicado la independencia del BCE.

En Europa, Angela Merkel sigue la misma lógica. El objetivo es llevar a los socialistas europeos a su lado y calmar las fuerzas antieuropeas.. Una vez más, use una declaración que parezca anticipar una apertura significativa pero que, de hecho, agregue poco. Ya se ha concedido una mayor flexibilidad en el momento de la reducción del déficit público a países como Francia y España que habían superado con creces el umbral del 3 por ciento. Además, los Tratados prevén márgenes de flexibilidad, en particular el Pacto Fiscal. Al evaluar el cumplimiento de las normas sobre sostenibilidad de la deuda, se debe, de hecho, tener en cuenta tanto la existencia de "circunstancias excepcionales", como períodos de recesión económica grave, como la de "factores relevantes", como la estructura de los vencimientos de la deuda, la garantías otorgadas y cualquier pasivo relacionado con el envejecimiento de la población y la deuda privada.

En definitiva, con la declaración de su portavoz, la canciller no parece haber dado un gran paso en materia de disciplina fiscal. La invitación es a explotar lo ya existente, en cumplimiento del marco normativo de referencia. No hay intención de cambiar las reglas, que siguen siendo fundamentales porque, a su juicio, no hay crecimiento sostenible sin unas finanzas públicas en orden. Después de todo, desde el punto de vista alemán, no se puede elegir entre crecimiento y rigor: el crecimiento es un objetivo, el rigor es una herramienta. Ponerlos al mismo nivel no tiene sentido.

En conclusión, al aplicar el Método Merkel, la canciller también demuestra un gran sentido táctico, como un jugador de ajedrez, capaz de ganar con pocas jugadas. Dentro de unas semanas, con toda probabilidad, Martin Schultz será elegido presidente del Parlamento Europeo y Jean-Claude Junker será nombrado presidente de la Comisión Europea. Dos éxitos que Angela Merkel se lleva a casa a bajo precio, simplemente diciendo lo obvio.

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