"¿Qué me gusta del nuevo gobierno? ¡Todo!“. Así habló desde el Salón del Automóvil de Ginebra Sergio Marchionne, director ejecutivo de Fiat y Chrysler. Y tras el entusiasmo por el nuevo Ejecutivo, el número uno del Lingotto lo confirma las garantías que llegaron ayer del Ministro de Trabajo, Elsa Fornero: “Ninguna amenaza de cierre de las plantas italianas – reiteró el directivo ítalo-canadiense -. Hemos hecho compromisos por Pomigliano, hemos confirmado el compromiso por Mirafiori. Esta última planta entrará en producción en 2013”. Las otras plantas italianas de Cassino, Melfi y Sevel “tienen productos sobre los que no hay nada que decir, hay que renovarlos en los plazos que exige el plan de desarrollo”.
NO QUIERO INCENTIVOS, QUIERO PODER TRABAJAR
“Fiat es financieramente sólida y se opone a cualquier intervención para apoyar el mercado –volvió a decir Marchionne–. No quiero incentivos, solo quiero poder trabajar”. Italia “tiene un problema financiero de cómo financiar el país, un problema bien conocido por Monti. Y una de las condiciones que hemos puesto con el país es no pedir nada para el desarrollo industrial de Fiat. Sería una petición que pesaría mucho en la situación italiana”.
LA ALIANZA GM-PEUGEOT NO NOS QUITA NADA
“No hemos perdido nada. No se nos ha cerrado ninguna pista”, repetía Marchionne al comentar la alianza entre General Motors y Peugeot. En cuanto a nuevos acuerdos entre Fiat y otros fabricantes, Marchionne no ha descartado ninguna hipótesis: "En teoría podríamos seguir haciendo acuerdos laterales tanto con Peugeot como con GM".
